Vendimia en Cuenca: tradición, modernización y retos de futuro
La recogida de la uva se generaliza en la provincia conquense a lo largo del mes de septiembre

Vendimia en Cuenca: tradición, modernización y retos del futuro
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Cuenca
Septiembre en la provincia de Cuenca huele a vendimia. El paisaje se tiñe de actividad y esfuerzo en los viñedos, donde miles de viticultores trabajan para recoger el fruto de todo un año de cuidados.
Con la tijera en la mano, la maquinaria preparada y la ilusión puesta en la calidad de la uva, el campo se convierte en el gran protagonista.
En este recorrido nos acercamos a dos denominaciones de origen que marcan el pulso de la viticultura conquense: La Mancha y Ribera del Júcar, de la mano de sus presidentes, Carlos Bonilla y Javier Prósper.

La Denominación de Origen La Mancha prevé una producción de uva un 20% menos que la pasada campaña. / Jesús Monroy

La Denominación de Origen La Mancha prevé una producción de uva un 20% menos que la pasada campaña. / Jesús Monroy
La Mancha: la mayor DO del mundo
“Estamos en plena vendimia”, cuenta Carlos Bonilla, presidente de la DO La Mancha. La zona, que abarca cuatro provincias, Ciudad Real, Albacete, Toledo y Cuenca, es considerada la denominación de origen más extensa del mundo en superficie de viñedo.
Las previsiones, según Bonilla, apuntan a una cosecha de gran calidad, aunque con un descenso notable en la producción: “Estamos ya con mermas por encima del 20% respecto al año pasado, que fue un año bueno”. El calor intenso de agosto adelantó la maduración y provocó deshidratación en las variedades más tempranas, especialmente en los viñedos de secano. Sin embargo, la buena humedad acumulada en primavera ha permitido que la uva madure en condiciones óptimas.
“El tiempo está acompañando, no hay lluvias ni previsión de que las haya, y la uva está entrando con una acidez, pH y graduación muy buenas”, explica. Esto permitirá elaborar vinos de gran calidad, algunos de los cuales como los chardonnay o las variedades más tempranas podrían estar listos en apenas mes y medio.
La vendimia se ha generalizado en toda la denominación, con la variedad Airén, emblema de Castilla-La Mancha y una de las uvas blancas más plantadas del mundo, como gran protagonista. “Podemos decir que estamos ya en plena vendimia y, como todos los años, se alargará hasta el Pilar”, detalla Bonilla.

Miles de viticultores han comenzado en las últimas semanas la vendimia en la provincia de Cuenca. / Jesús Monroy

Miles de viticultores han comenzado en las últimas semanas la vendimia en la provincia de Cuenca. / Jesús Monroy
Un viñedo transformado en 25 años
Más allá de la campaña actual, Bonilla destaca la profunda transformación que ha vivido la viticultura manchega en el último cuarto de siglo. “En 25 años esto ha cambiado radicalmente. Pasamos de viñedos en vaso a espaldera, incorporamos variedades internacionales que se han adaptado muy bien, y se modificó el calendario de vendimia. Antes empezábamos a mediados de septiembre y ahora arrancamos a primeros de agosto”, resume.
Las mejoras también han llegado a los sistemas de riego, con la generalización del goteo, más eficiente y sostenible. Y en las bodegas, el salto ha sido igualmente importante: “Antes se elaboraba todo junto, sin diferenciar calidades. Hoy cada variedad y cada parcela se trata de forma específica, lo que permite obtener vinos que no tienen nada que envidiar a los de cualquier otra parte del mundo”.
Sin embargo, no todo es positivo. Bonilla advierte de dos problemas de calado: la falta de rentabilidad y el escaso relevo generacional. “Si esta situación no cambia, corremos el riesgo de que muchos viñedos se abandonen en los próximos años”, alerta. Además, señala la creciente presión sobre el consumo de alcohol: “Se está criminalizando mucho al vino, y eso no hace ningún favor al sector. Desde Europa deberían proteger más este producto, porque somos los mayores productores del mundo”.

Desde la DO La Mancha advierten de dos problemas de calado: la falta de rentabilidad y el escaso relevo generacional. / Rey Sotolongo - Europa Press

Desde la DO La Mancha advierten de dos problemas de calado: la falta de rentabilidad y el escaso relevo generacional. / Rey Sotolongo - Europa Press
Ribera del Júcar: vinos tintos con identidad
A pocos kilómetros, en las tierras bajas que siguen el curso del Júcar, se extiende la Denominación de Origen Ribera del Júcar, mucho más pequeña en extensión pero con una marcada personalidad. Su presidente, Javier Prósper, atiende en plena campaña desde Pozoamargo, una de las localidades de referencia de la zona.
“Ya estamos en plena vendimia. Empezamos hace unas tres semanas con las variedades blancas, que son minoritarias aquí, porque nuestra zona es eminentemente de tintos, sobre todo de bobal”, explica. A día de hoy, calcula que llevan recogido “un poquito menos del 50%” de la uva, con la previsión de prolongar la campaña durante todo septiembre.
No obstante, el año no ha estado exento de sobresaltos. “En julio una tormenta muy fuerte arrasó más de 3.000 hectáreas en nuestra zona. Muchísima uva se perdió y esas cepas no se pueden vendimiar”, lamenta Prósper. Pese a ello, la uva que se salvó presenta buenas perspectivas: “Está sana, sin enfermedades, y el calor de agosto ha favorecido que se concentre más. Los vinos resultantes serán de calidad, un poco más concentrados que otros años”.
La apuesta por el embotellado y la bobal
Si algo caracteriza a Ribera del Júcar es su clara orientación hacia el vino embotellado. “Aquí los graneles no se comercializan bajo la DO, trabajamos únicamente con vinos embotellados”, subraya Prósper. Una estrategia que busca reforzar la identidad de la zona y diferenciarse en un mercado cada vez más competitivo.
El consumo, admite, se mantiene estable, con un crecimiento mayor en blancos, aunque en la Ribera del Júcar son minoritarios. Su gran baza está en la variedad bobal, autóctona y tradicionalmente vinculada a la comarca. “Cada vez se pide más bobal. Antes el consumidor buscaba un verdejo, un chardonnay, un monastrell… pero poco a poco también se va reconociendo y valorando esta uva. Es una buena noticia para nosotros”, asegura.
Entre la tradición y el futuro
La vendimia de 2025 en Cuenca quedará marcada por la calidad de la uva, pero también por los retos que enfrentan viticultores y bodegas. Desde la inmensidad de La Mancha hasta la singularidad de la Ribera del Júcar, la provincia demuestra su diversidad vitivinícola, con un denominador común: la pasión por el vino.
Como recuerda Carlos Bonilla, “podemos elaborar vinos de grandísima calidad, pero necesitamos que la viticultura sea rentable y que se valore más este producto en Europa”. Y en palabras de Javier Prósper, “la clave está en apostar por la identidad propia, como el bobal, y en dar valor añadido a través del embotellado”.

Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...




