El esfuerzo sí que tiene recompensa

Toledo (Toledo)

Dicen que todo esfuerzo tiene su recompensa, esta frase es útil, todos nos la hemos repetido más de una vez como un mantra para motivarnos, pero si bien es cierto, a veces pensamos que la persona que dijo esta frase por primera vez, no tenía ni idea de lo que supone esforzarse.

Seamos sinceros, vivimos en unos tiempos donde queremos que los resultados sean inmediatos cogemos el teléfono consultamos algo en la web y si el wifi no carga ya estamos cabreados porque algo no funciona, estamos acostumbrados a ver una serie a golpe de clic, a escuchar música a golpe de clic. Con esta clase de mentalidad que tenemos es imposible pensar a veces en algo a largo plazo. La inmediatez solo es algo práctico.

Las comparaciones son odiosas, tendemos a comparar a personas que están en una situación parecida a la nuestra, con nosotros mismos, pero creo que es una actitud completamente errónea. A veces establecemos una meta, y pensamos que es la recompensa que vamos a obtener después de todo el proceso. Pero no, la recompensa no siempre aparece de la forma que nosotros esperamos o que nosotros planeamos, y en ese camino aprendemos cosas que jamás habríamos imaginado.

La realidad es, que la recompensa al esfuerzo casi nunca es instantánea, en ocasiones incluso, dependiendo de lo que estamos haciendo, en momentos de frustración, se nos olvida qué es lo que estábamos haciendo, valoramos desde el enfado, el camino que estamos siguiendo porque no obtenemos los frutos que estábamos esperando. Creo que al llegar a la meta, se siente una especie de alivio. Obtenemos mayor satisfacción al analizar detalladamente todo el camino recorrido, porque es ahí cuando verdaderamente nos damos cuenta de todo lo que hemos conseguido.

No es porque yo sea muy cabezota, pero estoy firmemente convencida de que el esfuerzo, compensa, unas veces en resultados, otras veces en aprendizajes, pero lo que realmente importa, es la certeza que obtenemos de que somos mejores y capaces de hacer cosas que pensábamos que eran imposibles.