María Micaela Uría y Alcedo: la intelectual que "revolucionó" la vida cultural de Almagro en el siglo XIX
Durante la ocupación francesa, esta mujer vasca impulsó la vida cultural y política en Almagro

Postales Manchegas | María Micaela Uría y Alcedo: la culta afrancesada que trajo la Revolución a Almagro
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Ciudad Real
Nacida en Sopuerta (Vizcaya) en 1786 y fallecida en el exilio en París en 1848, María Micaela Uría y Salcedo es una figura poco conocida pero clave para entender el papel de las mujeres ilustradas en la España del siglo XIX. Su vinculación con nuestro territorio se produce entre 1809 y 1813, cuando su esposo, el liberal afrancesado Sarachaga y Zurdai, es nombrado intendente de La Mancha por el rey José I Bonaparte.
Durante esos años, residieron en localidades como Daimiel, Manzanares y especialmente Almagro, donde María Micaela impulsó iniciativas que la convierten en pionera: fundó una logia masónica que se convirtió en espacio de debate político y social desde la óptica de las ideas de la ilustración, por la que pasaron autoridades civiles, militares e incluso eclesiásticas. En la casa palacio de la calle Clavería de Almagro es donde instaló su salón literario y posterior logia masónica.
Su vida estuvo marcada por la independencia y el pensamiento crítico. Denunció por maltrato a su marido, logró separarse —algo insólito en la época— y rehízo su vida. Tuvo dos hijos y murió en París en 1848, en plena revolución. Fue sobrina del militar José de Urrutia, de quien heredó bienes y fortuna tras cuidarlo en sus últimos años y esto cambió su vida, como recuerda el historiador Isidro Sánchez y colaborador honorífico del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha, en el espacio de Hoy por Hoy Ciudad Real, Postales Manchegas.
En el Diccionario Biográfico de Castilla-La Mancha, el periodista Francisco José Martínez Carrión, natural de Almagro, la describe como "una mujer adelantada a su época, inteligente, culta, gran conversadora, liberal, francmasona, afrancesada y espectacularmente atractiva".
Un personaje que para Esther Almarcha, directora del Centro de Estudios de Castilla-La Mancha reunía todos los elementos para invisibilizarla en un tiempo en el que la mujer era el mejor florero del marido: tenía un alto nivel cultural, pensamiento ilustrado, capacidad de denuncia y militancia masónica.
Su paso por La Mancha, en un momento en que el territorio estaba bajo control francés pero también vivía episodios de resistencia como el de Valdepeñas, representa una oportunidad perdida para la modernización del país. “Con la salida de personajes como María Micaela, se fue la posibilidad de una evolución y modernización que tardó muchos años en llegar a España", apuntaba Esther Almarcha, directora del Centro de Estudios de la UCLM que añadía que María Micaela "reunía todas las casillas para que la historiografía la repudiara: mujer, ilustrada, masona, divorciada y crítica".




