Halloween

Toledo (Toledo)

Me encanta el mes de octubre, empieza el otoño, aunque este año le ha costado, es un mes para ver películas de terror, para asar castañas, para usar calabaza en varias recetas…y Halloween. Es verdad, que este año no iré a la tienda tipo bazar a la que vamos todos, en busca de algún disfraz o algún complemento, este año no me disfrazo.

No sé por qué me da la sensación, que, aunque no concibamos, obviamente, esta festividad como los americanos, que los adultos si nos disfrazamos, lo hacemos con más ilusión que los niños. Están los disfraces típicos de terror, pero es verdad, que el concepto es totalmente diferente al carnaval, creo que, en este caso, nos permitimos reírnos del miedo.

Nos disfrazamos de esas cosas que nos dan miedo el resto del año, que ocasiones utilizamos para asustar a los más pequeños. Pero qué quieren que les diga, yo sigo acordándome de las historias de miedo que nos contaban las abuelas que ocurrían en los pueblos.

Cuando nos contaban que en no sé dónde se escuchaban pasos, que había algún fantasma, con testimonios de personas de nuestras zonas rurales, que juraban haber presenciado cosas.

También sigo quedándome con la tradición y el respeto por los que ya no están, por las lámparas de aceite y velas encendidas toda la noche, las flores en el cementerio los buñuelos y los huesos de santo. Creo que España tiene una buenísima forma de celebrar Halloween, con sus dosis de superstición rural.

Así que esta noche, cuando vean a un zombi bailando o a un amigo caracterizado de superhéroe, recuerden siempre que Halloween no consiste solo en asustar y comer dulces, va de darle la vuelta a este día oscuro, a reírnos y a jugar a las adivinanzas en ocasiones, para intentar acertar de qué va disfrazada la gente.

Celebremos que estamos vivos, recordemos mañana a los que no están y demos gracias a seguir vivos y felices, aunque hayamos tenido un año que se le parezca a una película de terror absoluto.