Nuevas medidas para el control del mejillón cebra en el Tajo

Sacedón

Tras la constatación de poblaciones adultas de mejillón cebra en embalses de la cuenca del Tajo, se han tomado nuevas medidas de control y prevención. La Confederación Hidrográfica del Tajo se ha reunido con administraciones y usuarios de los embalses afectados para trasladarles y poner en común esas medidas destinadas a prevenir que la navegación actúe como uno de los factores de dispersión de larvas y ejemplares adultos de este mejillón, una de las 100 especies invasoras más peligrosas del mundo, según el Catálogo de Especies Exóticas.

Impactos del mejillón cebra

El mejillón cebra tiene una gran capacidad para modificar el ecosistema generando importantes impactos, alterando la fauna y flora acuática y la cadena trófica. Además, colapsa conducciones de agua y puede inutilizar redes de pesca, balizas, boyas, dañar el circuito de refrigeración y el motor de las embarcaciones e incluso tiene impacto sobre infraestructuras hidráulicas.

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Nuevas medidas desde este año

Las nuevas medidas que se han puesto en marcha este año abarcan restricciones a los usos de navegación tales como confinamiento, desinfección obligatoria de embarcaciones, un sistema de matrículas específico, cambios en la gestión de eventos deportivos y vigilancia reforzada del movimiento entre embalses.

Junto a ello hay cartelería informativa de medidas preventivas en las masas de aguas con mayor número de usuarios y desde 2018 un servicio de estaciones móviles de desinfección en puntos estratégicos de la cuenca y plataformas de limpieza fijas en algunos embalses como Entrepeñas.

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La Confederación del Tajo señala que únicamente puede actuar en el control de la navegación y que es imprescindible que esto vaya acompañado por las medidas que corresponde iniciar a la autoridad autonómica ambiental.

Llegada del mejillón cebra a España y al Tajo

Las primera poblaciones estables de mejillón cebra se detectaron en España en julio de 2001 en la cuenca del río Ebro.

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En enero del 2023 se tuvo la primera confirmación oficial de su existencia ya en fase adulta en el embalse de Entrepeñas, concretamente en dos embarcarderos: uno en Sacedón y otro en el embarcadero de Las Anclas, en Pareja. Ese mismo año se fueron detectando larvas en otras tres embalses de la zona: el azud de Pareja, Buendía y La Bujeda, así como en el embalse madrileño de San Juan.