La voz de las olvidadas

Toledo (Toledo)

Esta semana Toledo le devuelve un lugar a María Pacheco. Frente al Alcázar, donde resistió hace cinco siglos, se levanta su escultura. No es solo bronce, es un gesto de memoria. Porque durante demasiado tiempo su nombre quedó en la sombra, detrás del de su marido, y sin embargo fue ella quien sostuvo la ciudad cuando todo se derrumbaba.

Recordarla hoy es también reconocer a tantas mujeres que han sido invisibles en la historia. María gobernó, decidió, se enfrentó al poder, y lo hizo en un tiempo en que eso parecía imposible. Esa fuerza nos habla todavía: nos recuerda que la igualdad no es un regalo, es una conquista.

Y no es casual que esta obra llegue ahora, cuando Castilla-La Mancha se prepara para mostrar su cultura en Europa. La identidad de un pueblo se mide también por las figuras que elige recordar.

En un presente marcado por desigualdades y privilegios, María Pacheco vuelve a decirnos que la resistencia no es pasado. Es presente. Y que Toledo, con ella, nos invita a mirar al futuro con valentía.