Puertas, puentes y un castillo medieval: un viaje inolvidable por Alarcón
Ruta por este pueblo de Cuenca: murallas, meandros del Júcar, miradores y patrimonio en un recorrido histórico y natural

Puertas, puentes y un castillo medieval: un viaje inolvidable por Alarcón
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Cuenca
La provincia de Cuenca esconde rincones capaces de sorprender incluso a quienes la conocen bien. Uno de ellos es Alarcón, una villa fortificada que parece suspendida sobre los meandros del río Júcar y que reúne historia, patrimonio y naturaleza en un mismo escenario.
Hasta allí nos lleva, en el espacio Caminos, naturaleza y patrimonio que emitimos los miércoles en Hoy por Hoy Cuenca, Francisco Javier Rodríguez Laguía, presidente de la asociación CuenCANP, dentro del programa Caminos por la Historia, en marcha desde 2018 para dar a conocer los espacios más emblemáticos de la provincia.
“Siempre digo que Alarcón está en otro nivel. Es uno de los pueblos más bellos de Cuenca y cada visita deja una impresión distinta”, destaca Rodríguez Laguía, quien conduce una ruta circular de casi nueve kilómetros por el sendero PR-CU 71, un itinerario que combina arquitectura defensiva, paisajes sobrecogedores y un valioso legado histórico.


La grandeza de Alarcón
Para llegar a la villa se toma el desvío desde la antigua N-III, entre Rubielos Bajos y Motilla del Palancar. Tras unos kilómetros, aparece la primera sorpresa: la torre de armas, aislada y vigilante, preludio del conjunto fortificado. Desde allí se accede al Alcázar cruzando dos puertas históricas: la del Calabozo y la del Bodegón.
“Todo visitante queda sorprendido al atravesar estas puertas. Es como entrar directamente a un libro de historia”, asegura el presidente de CuenCANP.


Alarcón, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1981, se alza sobre un promontorio rodeado por un cerrado meandro del Júcar, un enclave estratégico ocupado desde épocas íberas y romanas. Su nombre, recuerda Rodríguez Laguía, procede del árabe al-arcon, “la fortaleza”.
El castillo, hoy Parador Nacional de Turismo, tiene origen musulmán en el siglo VIII y fue reconquistado por Alfonso VIII en 1184, poco después de la toma de Cuenca.


Inicio de la ruta
El punto de partida es la plaza del Infante don Juan Manuel, junto a la iglesia de San Juan Bautista, desacralizada y transformada en el templo de los famosos murales de Jesús Mateo. “Es una visita imprescindible. Aunque ya los hayan visto, siempre sorprenden por su fuerza y su escala”, afirma.
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Desde aquí comienza la bajada hacia el sur, bordeando la muralla y cruzando la puerta de Chinchilla. El paisaje se abre hacia los pinos del promontorio y hacia el brillo del Júcar.
Antes del primer kilómetro aparece otro hito: el puente del Picazo, de un solo arco y magnífico estado de conservación. Es un lugar perfecto para tomar fotografías y contemplar el curso del río aguas abajo del gran embalse de Alarcón.


Entre encinas y miradores
La ruta asciende suavemente por la ladera hasta un camino ancho que regala una estampa espectacular: la fortaleza de Alarcón recortada contra el horizonte. Tras rodear cultivos cerealistas y encinares, se llega al Mirador del Júcar, un estrechamiento de tierra rodeado de río por todas partes. “Es uno de esos lugares que te hacen sentir pequeño ante el paisaje”, señala Rodríguez Laguía.
Poco después se alcanza la torre del Cañavate, en los llamados Alarconcillos, desde donde el sendero desciende hacia la ribera y la pequeña presa de los Henchideros.


Un bosque que envuelve al caminante
La ruta cruza de nuevo el río por el puente de Tébar y continúa por una senda pegada a la margen izquierda. Es uno de los tramos más agradables del recorrido: un auténtico bosque de ribera donde chopos, sauces y fresnos forman un túnel natural.
“Es un tramo para disfrutar despacio, escuchando el agua y sintiendo la humedad del bosque. La naturaleza aquí tiene un encanto especial”, describe el presidente de CuenCANP.
Escaleras de piedra, pequeñas fuentes y sombras frescas acompañan el camino hasta la subida final hacia la villa. Poco antes de entrar a Alarcón, otra senda permite completar la circular sin repetir tramo.

Pinturas murales de Alarcón, en Cuenca. / alarconmural.org

Pinturas murales de Alarcón, en Cuenca. / alarconmural.org
Una visita pausada
Ya dentro del casco histórico, la ruta concluye entre joyas monumentales. Iglesias como Santa María del Campo o Santo Domingo de Silos, el Mirador de la Peña, la Casa de Villena o el Palacio de los Castañeda forman un conjunto que merece tiempo.
“Alarcón da para más de un día. Si se quiere disfrutar de verdad de su patrimonio, lo ideal es quedarse a dormir”, recomienda Rodríguez Laguía.

Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...




