Un tren y una muñeca: niños, hambre y dignidad en varias historias navideñas
El escritor conquense Paco Arenas recupera en sus libros los aconteceres más humanos de la posguerra española
Un tren y una muñeca: niños, hambre y dignidad en varias historias navideñas
Cuenca
Hay historias que no aparecen en los libros de Historia, pero que explican mejor que ninguna otra quiénes somos y de dónde venimos. Historias pequeñas, aparentemente insignificantes, que se quedaron atrapadas en la memoria de quienes las vivieron siendo niños. Paco Arenas las escucha, las recoge y las transforma en literatura para que no se pierdan. Y quizá por eso Las abarcas desiertas ha llegado con tanta fuerza a los lectores.
El último libro del escritor conquense, natural de la localidad de Pinarejo, reúne tres novelas cortas y cuatro relatos basados en hechos reales, ambientados en la dura posguerra española.
Todas las historias tienen algo en común: están protagonizadas por niños, suceden en fechas señaladas y hablan de hambre, injusticia y pérdida, pero también de dignidad y de pequeños gestos de humanidad capaces de iluminarlo todo.
El escritor conquense Paco Arenas con sus libros más recientes.
Día de Reyes
La más emblemática es la que abre el libro, Día de Reyes, basada en un suceso real ocurrido a finales de los años cuarenta en Las Ventas con Peña Aguilera, un pueblo de la provincia de Toledo. Allí se organizó la primera cabalgata de Reyes. Desde el púlpito y por los altavoces se anunció que habría juguetes para todos los niños, que bastaba con escribir la carta y depositarla en el buzón del ayuntamiento.
“Dorotea y Mariano lo hicieron como pudieron. Ella tenía cuatro o cinco años; él, siete u ocho. Como ellos, muchos otros niños del pueblo esperaban su regalo”, nos cuenta Arenas. Pero cuando llegó el día, los juguetes solo se repartieron entre los “afectos al régimen”. El resto se quedó mirando. Para ellos, apenas algunos caramelos lanzados desde la cabalgata.
Dorotea y Mariano volvieron a casa llorando. Y fue entonces cuando ocurrió algo que marcaría sus vidas para siempre. Al pasar por la tienda de Don Senén, un tendero del pueblo, católico, de derechas, pero con “un corazón de oro”, como lo define Paco Arenas, el hombre se detuvo al verlos. Les dijo que no lloraran, que los Reyes Magos, con tanto trabajo, a veces se equivocaban, y que los juguetes los habían dejado en su tienda.
Todas las historias tienen algo en común: están protagonizadas por niños, suceden en fechas señaladas y hablan de hambre, injusticia y pérdida, pero también de dignidad. / Iuliia Alekseeva
Don Senén les regaló una mariquita Pérez y un tren de hojalata. Un gesto sencillo, casi invisible, pero inmenso. Un acto de justicia íntima frente a una injusticia colectiva. Dorotea y Mariano todavía viven. Y esa escena, tantas veces recordada, se ha convertido ahora en literatura.
“Sentí emoción, rabia y agradecimiento”, reconoce Paco Arenas al recordar cómo llegó a esta historia. Rabia por la crueldad. Agradecimiento por la existencia de personas capaces de plantar cara a la injusticia sin consignas ni ideologías, solo desde la humanidad.
Tirar la cena a los cerdos
Ese mismo pulso atraviesa el resto de Las abarcas desiertas. Como el relato ambientado en Santa María del Campo Rus, en la Mancha conquense, donde una niña, Amparo Lacasa, fue obligada a tirar a los cerdos las sobras de la cena de Nochebuena, pese a que su madre y sus hermanos pasaban hambre y su padre estaba preso en Uclés, donde moriría. O como la historia de Andrés Soriano, natural de La Pesquera, otro niño de posguerra que hoy, ya octogenario, se reconoce en las páginas del libro.
El realismo mágico
Muchos de los protagonistas siguen vivos. Buscan sus nombres entre las páginas y se emocionan. “Parece como si te hubieses metido en mi mente”, le dicen al autor. Arenas admite que no siempre ha sido fiel al detalle histórico, “a veces la historia real ocuparía solo dos renglones”, pero sí a la emoción, a la verdad profunda. Por eso recurre al realismo mágico: para darles a esos recuerdos la forma que merecen.
Hay en el libro una urgencia clara: escucharlos antes de que sea demasiado tarde. Paco Arenas siente que escribir estas historias es casi una obligación moral, un compromiso adquirido desde joven con su madre, que le contaba vivencias de aquellos años. No escribe para abrir heridas, insiste, sino para cerrarlas. Para evitar que el olvido dulcifique lo que ocurrió y para recordar que, incluso en los tiempos más oscuros, hubo dignidad.
Las abarcas desiertas no es solo un libro de relatos. Es un acto de memoria. Un lugar donde Dorotea y Mariano, Amparo, Andrés y tantos otros niños de la posguerra dejan de ser cifras o silencios y recuperan su voz. Y donde un tren de hojalata y una mariquita Pérez vuelven a recordarnos que, a veces, la verdadera historia se escribe en los gestos más pequeños.
Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy...Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado su carrera profesional en la SER