"Todo lo que era verde ahora es negro": un monje evacuado de Silos describe el "dolor" causado por los incendios
Cuatro de los más de veinte monjes de la abadía benedictina de Santo Domingo de Silos (Burgos) que este pasado domingo fueron desalojados del monasterio y trasladados a un convento en Aranda de Duero por la proximidad de un incendio forestal en la zona han regresado esta mañana a su hogar asegurando que de allí no se mueven
Tras pasar la noche en el convento que las Madres Benedictinas tienen en Aranda de Duero (Burgos), un vehículo en el que han viajado el administrador junto a los encargados de hostelería, cocina y portería, ha partido esta misma mañana de vuelta al cenobio silense ante las importantes necesidades de mantenimiento que requiere el monasterio, según ha informado a Efe el hermano Florentino.
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A pesar de que los vecinos de Santo Domingo de Silos no pueden regresar a sus casas por el momento, este grupo de monjes ha decidido volver y fuentes de la subdelegación del Gobierno en Burgos han indicado que por el momento la zona del Monasterio es segura. "Me ha dado pena cuando hemos venido por la parte de La Yecla. Era humo, humo y humo. Y todavía se veían llamas. Pero el pueblo parece que se ha salvado aunque no sé si se habrá quemado alguna casa", ha relatado el religioso, asegurando que, de todas formas, "yo ya de aquí no me salgo".
Ha asegurado que la principal preocupación de los miembros de la comunidad benedictina es la situación que están viviendo los habitantes del municipio. "Hay que respetar y estar con ellos en el dolor porque ha sido muy dramático. Ha afectado a los cereales, las granjas...", ha lamentado el monje.
Su apoyo ha llegado incluso antes de la evacuación y de hecho un gran patio que tiene el monasterio se ha utilizado para guarecer los animales de una explotación vacuna de la localidad, que allí han pasado la noche salvaguardadas de las llamas.
El Monasterio, a salvo
Y es que, a pesar de la virulencia del incendio y que algunos inmuebles de Santo Domingo de Silos se han visto afectadas por las llamas, el Monasterio, célebre en todo el mundo por ser uno de los principales centros de canto gregoriano, se ha salvado por completo. "Desde aquí [la abadía] estamos viendo los efectos del fuego. Todo lo que era verde antes ahora es negro. Un terreno que tenemos delante, donde hay una pequeña ermita -que también se ha salvado-, se ha quemado. También unas plantaciones de nogales", ha relatado el monje.
Pese a lo vivido, ha asegurado que los miembros de la comunidad, que actualmente componen unos 25 religiosos, no han estado preocupados más que por sus vecinos y por las consecuencias que pueda tener para el pueblo.
Tras ser desalojados la tarde del domingo, los monjes de Silos se han desplazado hasta las instalaciones que las Madres Benedictinas tienen en Aranda de Duero, al pie de la N-122, donde aún permanece la mayor parte de la comunidad a la espera de que les permitan volver.
Allí, ha explicado una de las religiosas, los monjes han intentado hacer vida normal, con sus momentos de oración y de trabajo, algo que les ha facilitado el hecho de que el convento arandino disponga de casa de oración, vacía en estos momentos, y que pertenecen a la misma orden, por lo que la regla que les rige es similar.