Sociedad
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Alonso de Villada, el villano señor

Se cumplen noventa años de la zarzuela inspirada en la leyenda palentina

Imagen de El Día de Palencia / Guzmán do Rego

Autor: Francisco Calvo Manzanares

El teatro Principal de Palencia acogió en marzo de 1932 el estreno de tal efeméride, donde la Coral Filarmónica Palentina interpretó la composición con letra de Antolín Cavada y Valentín Bleye, basada en la leyenda de Alonso de Villada.

Antonio Guzmán Ricis, compositor de gran relevancia en la provincia y director de la banda de música de Palencia, será el encargado de la parte instrumental. El músico, nacido en Barcarrota (Badajoz), colaborará también en la instrumentación del himno a Villada estrenado el 22 de marzo de ese mismo año. Unos años más tarde regresará a la localidad en busca de cantares y coplas populares que utilizará en sus composiciones. Fruto de estas encuestas recopilará al señor Justo, el churris, unas tonadas y a Concepción Verano, la tía Pipa, la jota de Villada que después utilizarán los coros y danzas en el famoso baile de la muralla. Es de interés destacar que la mayor parte de las entrevistas fueron realizadas en pueblos de la Montaña Palentina.

Según cuenta la leyenda, Alonso debió partir en alguna de las primeras expediciones al nuevo mundo tras el descubrimiento de Colón. El indiano, de familia humilde, decidió embarcarse a las Indias en busca de un mejor porvenir. Allá, añorando su querida Villada, amasó una gran fortuna y decidió regresar al pueblo donde nació. Tales eran sus posesiones que regresó junto a un gran cortejo y al aproximarse a la villa, aconsejado por su principal criado, en la cercana localidad de Villacidaler se vistió con harapos para así comprobar si el cariño de sus parientes era sincero.

Al despuntar del día entró en la villa y se dirigió a la casa de sus parientes. Le acogieron y le preguntaron por sus peripecias y al confesarles que hizo fortuna pero tornó de ser gran señor a pobre y miserable y en tal estado se acordó de sus parientes, le rechazaron insultándole y empujándole a la calle.

Decepcionado, ante el trato de sus familiares, se sentó en una piedra esperando misa en san Fructuoso. Llegó allí una vieja que lo reconoció, se trataba de su nodriza, quien le replicó no haberse acordado de ella. La mujer había perdido recientemente a su único hijo natural y había pedido a Dios que le devolviera al hermano de leche de este al que consideraba su otro hijo. Alonso se presentó ante ella como un hombre pobre y la anciana le demostró su amor igualmente y le invitó a su casa, que también era la suya. Alonsillo, conmovido, le besó las sayas y pasó la noche en casa de la vieja. Al día siguiente despertaron a causa del bullicio que se formó en la plaza ante la llegada de la comitiva. Ambos se dirigieron a la plaza, estaba reunido todo el pueblo en torno a multitud de objetos preciosos y pájaros exóticos. Al enterarse de quién era el propietario de los bienes todos corrieron a abrazarle y reprendieron a sus malos parientes por avariciosos. El indiano, donó sus bienes a la villa y su historia quedó en la memoria de las gentes como ejemplo del egoísmo.

La veracidad de esta leyenda no es posible de demostrar más allá de que Alonso de Villada existió y se convirtió en benefactor de la villa. En su testamento, fechado el 16 de agosto de 1548, legó seis casas y unas viñas para obras de caridad a los más necesitados. Como agradecimiento ante tan noble gesto el concejo celebró honras fúnebres en los aniversarios de su muerte hasta principios del siglo XX. La sesión municipal del 6 de febrero de 1902 acordaba "pagar una cuenta de doce pesetas al organista Luciano Pardo por honorarios de la memoria fúnebre hecha al benefactor hijo de esta villa, Don Alonso Villada, las que se le satisfarán con cargo al capítulo 9 del presupuesto de gastos".

Debió de ser la amistad que trabó con Fermín Abad, director de la banda villadina, la que llevó a Ricis a conocer la leyenda o quizá la descubrió a través de ‘El Libro de Villada' de Ángel Salcedo y Ruiz que se publicó en 1901. Sea como fuere, Ricis quedó prendado de la fábula y, junto a los otros autores, utiliza un preludio y dos actos, divididos en cuatro cuadros, para el desarrollo de la historia. El primer cuadro se sitúa en el vecino pueblo de Villacidaler y los restantes en Villada. En ella, aparecen diversos personajes: Laura, Alonso de Villada, su hermana Marta, su cuñado Sebastián, su sobrina Berta, el ama Juana, el Tío Leyendas, la ventera, la mesonera, Sancho, Pedro Mendoza, Constanza, Álvaro, don Gonzalo Miraflor de Castilla, Don Gil Villegas de Alar, Ginesilla, Rodriguillo, Inesilla, mozas y mozos, beatos, criados, fieles, un coro de vendimiadores y los dulzaineros y bailadores.

La ambientación es costumbrista, para dotar a la obra de este carácter emplean un coro de vendimiadores, un brindis alabando al vino viejo de Castilla, escenas de molienda, el rezo del Rosario de la Aurora o el baile a lo bajo donde el corro se coloca por parejas para organizar el baile de rueda y el baile a lo alto final.

‘El Día de Palencia’ del 15 de febrero de 1932 se hacía eco de los preparativos para el estreno de la zarzuela ‘El villano señor' que posiblemente tendría lugar el jueves 25 de ese mes.

Al día siguiente el mismo periódico anunciaba el estreno de la zarzuela el viernes 26 en un brillantísimo festival lírico patrocinado por la Asociación de la Prensa y las autoridades locales a beneficio de las familias más necesitadas de la capital. Ante la expectación que provocó, el día del estreno, antes de la representación, la prensa ya anunciaba la repetición de la zarzuela el sábado día 27 y confirmaba la asistencia del alcalde de Villada don Zósimo Alonso y los concejales acompañados de “bellísimas muchachas de la sociedad villadense".

El mismo diario publicó la impresión de un asistente en los números del 29 de febrero y 1 de marzo y durante varios días continuó publicando el éxito de la zarzuela a cuyos autores se homenajeó.

La historia de Alonso, transmitida oralmente de generación en generación, aparece publicada por primera vez en 1901 en la obra ‘El Libro de Villada' de Ángel Ruiz y Salcedo, premiada y editada por el ayuntamiento de la villa. Después se incluirá en ‘Palencia en la mano. Guía de la capital y su provincia' (1943), en ‘Villada en Tierra de Campos' (1966) de Ángel Casas Díez, en los ‘Apuntes Palentinos' editados por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Palencia en 1983 y en ‘Historias y leyendas palentinas' (2004) de Roberto Gordaliza.

El villano señor es la única zarzuela que escribió el maestro Ricis apoyada en una historia genuinamente palentina y la música en la tradición oral de la provincia. Por tanto, es una obra cumbre de la tradición artística musical de Palencia que no debemos olvidar.

 
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