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La estatua de los niños vuelve a formar parte de la comunidad educativa del colegio de La Villa en Cuéllar

La imagen de bronce formó parte de una fuente desde 1928 hasta 1967 y ahora regresa sobre un pedestal y como símbolo y sentimiento de los alumnos que han pasado por el centro

La comunidad educativa del colegio La Villa de Cuéllar junto con los concejales y el alcalde entorno a la estatua de los niños / Cristina Sancho

Cuéllar

‘A los niños que serán abuelos y a los abuelos que fueron niños para que nunca desaparezca su ilusión. A los maestros que nos enseñan a buscar la fuente de la sabiduría. ¡No crezcas. E una trampa! Peter Pan. Escuela de la Villa 1928", es la leyenda que se puede leer en una placa colocada en el pedestal sobre el que se asienta la escultura en bronce de dos niños que desde verano volvió a formar parte de la historia del colegio de La Villa. Presidiendo la entrada de uno de los dos edificios del centro recibe al alumnado como lo hiciera desde 1928 hasta 1967 cuando las obras de remodelación del centro sirvieron para quitar la estatua colocada en una fuente y los árboles del patio.

Aunque la imagen puede parecer baladí tiene una gran carga sentimental para la población ya que el centro cuenta con 95 años de historia y son la gran mayoría de cuellaranos los que se han educado en él. En el patio del colegio toda la comunidad educativa han celebrado junto con el equipo de gobierno un pequeño acto en el que se ha descubierto la placa y puesto en valor su simbología. "Hemos trabajado su historia en el aula con los alumnos, les hemos explicado el periplo de la estatua a través de los años y lo que significa para muchos cuellaranos. No es un símbolo del colegio sino que trasciende mas allá, porque la Villa fue el primer colegio que hubo, es el colegio de Cuéllar. Muchos padres y abuelo de niños que están en otros colegios han estudiado aquí. Y que vuelva al patio ayuda a preciar el valor de esta fuente", apunta Álvaro Catalina, jefe de estudios del centro.

Los alumnos han realizado un comic recogiendo la historia de la estatua y a lo largo de las aulas han pasado abuelos y padres contando sus recuerdos sobre ella. Tras la eliminación de la estatua en 1967 acabó en un vertedero de donde fue rescatada por un vecino que la trasladó hasta su domicilio. Después paso a formar parte de una peña en las fiestas de la localidad, recuperando su función de fuente pero en esta ocasión para servir limonada. Años después regresó a un rincón del colegio donde acabó tapada de trapos y como lugar donde se depositaban los objetos perdidos. A lo largo de esta legislatura, el concejal Tomas Marcos, ex profesor del IES Marques de Lozoya y exalumno del centro se propuso restaurarla y devolverla el valor sentimental. Inicialmente se valoró instalarla en una fuente en el parque de la Huerta del Duque, pero no fue posible por lo que se optó que volviera a lugar de donde nunca debió de salir y que tantas veces a servido como lugar de juegos para los alumnos, el patio del colegio de La Villa o como se llamaba en 1928, Colegio de Primo de Rivera. El Ayuntamiento ha invertido 1.700 euros en su restauración para lo que ha contado con la colaboración del escultor local Luciano Santos.

 
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