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Científicas del CENIEH participan en un estudio que confirma que los neandertales tenían capacidad simbólica

Juan Luis Arsuaga es uno de los autores del artículo y director de este proyecto de investigación

Momento en el laboratorio de restauración de uno de los cráneos de Cueva-Des-Cubierta. Foto Javier Trueba / Javier Trueba

Burgos

Ana Abrunhosa, arqueóloga del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) y Ana I. Ortega (CENIEH y Fundación Atapuerca), forman parte del equipo de investigación que acaba de publicar en la revista Nature Human Behaviour un artículo que confirma que los neandertales tenían capacidad simbólica. El análisis de los cráneos de grandes herbívoros hallados en el yacimiento de la cueva de la Des-Cubierta (Pinilla del Valle, Madrid), revela que estos homínidos, que vivieron en la región hace más de 40.000 años, los utilizaban como trofeos de caza.

Todos los cráneos hallados en este santuario de caza, entre los que destacan los de bisontes (Bison priscus), uros (Bos primigenius), ciervos, (Cervus elaphus) y dos de rinocerontes de la especie Stephanorhinus hemitoechus, fueron preparados por los neandertales siguiendo un mismo patrón: les quitaban la mandíbula y el maxilar superior, consumiendo los sesos, y dejando la parte del cráneo con los cuernos o astas a modo de trofeo de caza.

“Hemos podido constatar que la actividad se mantuvo a lo largo de, al menos, varias generaciones, lo que introduce el concepto de tradición cultural que habría pasado de generación en generación”, explica el paleontólogo de la Universidad Complutense de Madrid Juan Luis Arsuaga, uno de los autores de este artículo en el que también han participado investigadores del CENIEH, la Universidad de Valladolid (Uva), la Universidad Complutense de Madrid (UCM), el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC) y la Fundación Atapuerca, entre otras instituciones.

Junto a esos cráneos aparecieron utensilios líticos musterienses, típicos de los neandertales, así como yunques y los percutores utilizados para fracturarlos. Las materias primas que utilizaban eran de origen local y muy variadas (sílex, cuarcita, gneis, etc.). “Los neandertales que las explotaron sabían aprovechar cada materia prima, adaptando su tecnología y necesidades al material disponible, demostrando que no dependían de determinado tipo de roca específico para desarrollar su tecnología y actividades cotidianas”, explica Ana Abrunhosa.

Este comportamiento no está relacionado con actividades de subsistencia sino más bien con otras que aportan información sobre aspectos bastante desconocidos sobre los neandertales. “Hasta ahora, nuestra especie se había considerado como la única con capacidad para atribuir conceptos a los símbolos, una teoría que, a partir de estos hallazgos, obliga a compartir ese atributo intelectual con los neandertales”, apunta el primer autor de este estudio Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid.

El yacimiento de la Cueva Des-Cubierta es una larga galería de cueva con los techos caídos, es decir, que no conserva su cubierta original. Allí se ha recuperado un conjunto excepcional de cráneos de grandes herbívoros asociados alguno de ellos a pequeños fuegos. No existe hasta ahora ningún otro yacimiento arqueológico en todo el territorio por el que se distribuyó la especie Homo neanderthalensis similar al de Pinilla del Valle, según remarcan los investigadores, para los que estos hallazgos la convierten en un lugar excepcional que está permitiendo desentrañar las claves del comportamiento de esta especie que convivió con Homo sapiens. “Este estudio abre puertas a un nuevo concepto sobre esta especie de homínido y cuestiona nuestro papel como único sapiens en la evolución de la vida en el planeta”, señala Juan Luis Arsuaga, que es uno de los directores de este proyecto junto con el arqueólogo Enrique Baquedano y el geólogo Alfredo Pérez-González.