Vamos perdiendo

Aranda de Duero

Lo veíamos venir. Que las semanas de febrero y marzo iban a ser una romería de inauguraciones, visitas institucionales y anuncios más o menos solventes de proyectos futuros era una obviedad, dada la cercanía de las elecciones y la prohibición de sacar pecho de los logros conseguidos un par de meses antes de la cita. Pero no por sabidos resultan menos indignantes estos paseíllos. Escuecen especialmente algunos. Como el de la delegada del gobierno de Castilla y León este domingo, que en virtud de su cargo institucional, vino a la Ribera no a servir a un municipio, sino a servirse de él para salir en la foto. Llegó con promesas de fondos europeos (que no es dinero del Gobierno, por cierto, que se nos suele olvidar que los políticos disparan con pólvora del rey) y evitando responder con claridad a la pregunta de nuestro compañero: ¿va a desmantelar el gobierno las vías del Tren Directo? Cuando es tan fácil contestar con una sola sílaba, sí o no, cualquier otra respuesta significa no querer contestar, escudarse en el ruido, lanzar una cortina de humo y procurar no decir nada con palabrería . “No me meto en cuestiones técnicas” dijo Virginia Barcones cuando la pregunta no podía ser más política. ¿Hay voluntad de desmantelar las vías, sí o no? Dijo también la delegada que “el gobierno no hará nada que comprometa las infraestructuras ferroviarias” (ni compromete las infraestructuras y a la vista está que ni se compromete con ellas, si era eso lo que quería decir).

Veremos si los representantes del PSOE de la Ribera tuvieron mejor suerte en su encuentro con la delegada y pueden trasladarnos una respuesta un poco más clarificadora, puesto que hay que subrayar que el sábado tomaron postura contra el desmantelamiento de las vías participando en la manifestación convocada por la Plataforma por el Tren Directo.

Por cierto, si yo fuera política con responsabilidad en este tema estaría aliviada y satisfecha de lo bien que están saliendo estas argucias políticas. Que salgan a la calle 300 personas de una población comarcal de unos 60.000 habitantes es para descansar tranquila. No hay prisa. No parece que haya mucho interés, teniendo en cuenta que tampoco se han pronunciado figuras significativas del empresariado o el tejido sindical y social.

Y paralelamente, también le ha salido redonda a la delegada del gobierno la operación de imagen. Aprovechando que convocan un domingo a primera hora de la tarde en un pueblo, y por tanto la asistencia presencial de periodistas queda muy mermada, se impone la trompetería oficial. El equipo de propaganda institucional consiguió colar en la mayoría de los medios de comunicación su triunfal comunicado de prensa en el que no se hace una sola mención al desmantelamiento de las vías. Y así, tal cual, se ha volcado en buena parte de los medios de comunicación una nota de prensa sin ningún filtro y asumiendo toda la propaganda. Sin pagar ni un euro, la campaña de desinformación ha sido todo un éxito. Con la complicidad de los medios de comunicación, bien sea por dejación de funciones o por la precariedad de sus medios.

Vamos perdiendo la batalla. Si el pueblo no ejerce su derecho a reclamar lo que es justo y los medios de comunicación renunciamos a nuestro papel de contrapoder, asumamos que hemos dejado ser ciudadanía. Volvemos a ser súbditos.