El trampantojo de Diez

León

Pertenezco al grupo de leoneses que amamos nuestra tierra sin que nos ciegue la nostalgia y sin necesidad de ponerle bandera a este sentimiento. Desde hace décadas parte de la vida política provincial, especialmente la de la capital leonesa, ve crecer y menguar la presencia del leonesismo en los sucesivos procesos electorales. Casi siempre las crecidas han venido, salvo ahora, del lado más conservador ideológicamente.

El alcalde Juan Morano, ya fallecido, extremeño de nacimiento, fue el de mayor éxito en este movimiento político-social que ha vuelto a poner en circulación otro alcalde, esta vez de la acera socialista. José Antonio Díez se ha mimetizado con el ideario populista y las maneras de este predecesor. Ha vivido la legislatura siguiendo el manual que todo nacionalista usa para ganar voluntades.

A un paso de las próximas elecciones, el alcalde ya se ha gastado los primeros euros en el slogan y diseño de su cartelería. Solo León, es su lema de electoral. Al contrario que la UPL, cambia de lugar el solo para convertirlo en adverbio en lugar de adjetivo. Y borra toda señal del partido que le paga, se supone, la campaña, la sede y las infraestructuras imprescindibles.

Esta tarde, siguiendo las obligaciones orgánicas a las que se debe como candidato socialista, presentará para su aprobación o no la lista de compañeros de la candidatura. Salvo para los ciegos, todo un trampantojo el protocolo de este político gris que ha encontrado una mina electoral en el corazón del leonesismo.

De tanto repetir el relato nacionalista, con sus proclamas, soflamas, banderas, reyes, nos roban… que pareciera que el alcalde Diez tiene bula para aceptar unas vacaciones familiares de varios miles de euros pagadas por una empresa con intereses en la ciudad.

Así, en esta especie de nirvana viven y se reproducen quienes toman la patria como si fuera el salón sagrado de su casa.