Salud Mental reclama más medios para su programa de infancia y juventud
Cuarenta pacientes de entre 7 y 25 años reciben atención psicológica, otros 25 están en previsión, pero hay una veintena en lista de espera
Aranda de Duero
Salud Mental Aranda pide más recursos para el servicio que presta en la infancia y juventud. Este colectivo atiende actualmente a más de cuarenta personas de entre 7 y 25 años que llaman a su puerta solicitando un apoyo por problemas psicológicos de todo tipo, pero hay una veintena de ellas que están en lista de espera.
La asociación pudo reanudar este programa en octubre del año pasado gracias a la implicación del Ayuntamiento, después de haber finalizado una primera etapa varios meses antes con el mecenazgo de la Fundación Alcampo. Superado el ecuador de esta nueva fase, es el momento de hacer balance.
La casuística que se atiende en este programa es muy variada. En la franja de edad de 7 a 12 años predominan los problemas de conducta, ansiedad y fracaso escolar. De 13 a 18 aparecen también otros como la soledad, las autolesiones y las ideas suicidas y la orientación vocacional surge algo más tarde. Dice Blanca Cuesta, la psicóloga contratada específicamente para este programa, que, aunque todavía prevalecen los estigmas sobre la salud mental, los niños y jóvenes que rompen el hielo y acuden a pedir ayuda lo que buscan es un lugar donde se les escuche para buscar la manera de vencer sus problemas. “Necesitan ese alivio de saber que si les ocurre algo va a haber una persona que puede entender lo que les pasa; en la era de la conexión buscan gente de verdad, gente al lado, gente con la que poder hablar”, detalla, confesando que “casi todos vienen con mucho miedo a ser el ‘rarito’ que viene a salud mental, pero en un par de sesiones ellos van desmitificando”.
También los padres de las personas afectadas por estos problemas necesitan que un profesional les ayude a entender lo que le pasa a su hijo, a descifrar su comportamiento y les aporte herramientas para trabajar por la solución, especialmente en los casos más enquistados. “Muchos papás lo que necesitan es un poco a alguien que les traduzca qué es lo que ocurre en casa: sus chavales han empezado a tener una serie de comportamientos y necesitan alguien que les diga el motivo, un lugar donde saber si lo están haciendo bien, porque son papás que vienen con muchas dudas, que en muchas ocasiones han intentado ya trabajar de mil maneras el comportamiento de sus chavales y necesitan que alguien les dé ánimo”, añade Cuesta.
"Esto no puede funcionar como cuando vamos a la carnicería"
La demanda que tiene este programa hace que la asociación vuelva a lanzar un S.O.S. pidiendo más recursos que permitan ofrecer una atención más personalizada y al mismo tiempo seguir trabajando en la prevención de estos problemas. Blanca Cuesta pone un ejemplo muy gráfico diciendo que un servicio como éste no puede funcionar como una carnicería. “Esto no puede convertirse en como cuando uno va a la carnicería, que tiene que estar pidiendo número y es silla caliente: se levanta uno y viene otro, se levanta uno y viene otro, porque sus características y su casuística general requiere de un profesional que esté donde tiene que estar, que no esté agotado, que no esté extenuado, porque al final es más la ambición que tenemos nosotras de de saber que el servicio funciona y de que necesitan ayuda”, comenta.
Aunque el rango principal de edad de pacientes se sitúa entre los 13 y los 18 años, en esta nueva etapa se ha ampliado por arriba y por abajo, puesto que desde los 7 años ya existe necesidad de intervenir y en el caso de los mayores de edad, la forma de trabajar en muchos casos es la misma que para otras personas más jóvenes.
Piden también unas instalaciones más adecuadas
La atención a los usuarios se realiza en un local cedido para la ocasión por el Ayuntamiento en el Centro Cívico Virgen de las Viñas. Esta circunstancia ofrece una ventaja en lo que se refiere a vencer los recelos que hay con respecto a la enfermedad mental, pero no es el lugar ideal por sus características. Por eso, otra de las peticiones es un lugar con unas condiciones más propicias, como señala la coordinadora de Salud Mental Aranda. “Estaría bien que este proyecto estuviera fuera, pero en las instalaciones más idóneas: que tuvieran despacho individual y una sala para hacer grupos y también tenemos un problema porque en verano el Centro Cívico cierra por las tardes, así que no sabemos muy bien cómo lo vamos a gestionar y organizar para darle esa continuidad”, concluye Eva Fernández.