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Un año estudiando las bodegas y lagares de Castrillo de la Vega

El Ayuntamiento tomará como base el estudio integral de Alfredo Sanz Sanza para redactar una ordenanza que proteja este patrimonio etnográfico

El autor del trabajo y la concejal en funciones con el mapa de las bodegas / Vicente Herrero

El autor del trabajo y la concejal en funciones con el mapa de las bodegas

Castrillo de la Vega

El Ayuntamiento de Castrillo de la Vega pasará a la acción para proteger los lagares y bodegas tradicionales tomando como base el estudio integral realizado por el arquitecto Alfredo Sanz Sanza.

El salón de plenos de esta localidad acogía este miércoles la presentación de este trabajo, donde están catalogadas 166 bodegas y 37 lagares, aunque de estos últimos 16 son ya irrecuperables. Sanz ha estado trabajando durante un año en documentar todo este patrimonio, que se concentra en un alto del municipio que en su momento pertenecía al extrarradio pero que con el paso de los años ha quedado rodeado por el casco urbano.

Como en tantos otros pueblos, estos elementos de la arquitectura popular albergaron durante siglos la elaboración y conservación del vino cada temporada, hasta que hacia los años sesenta con la aparición de bodegas industriales, en el caso de Castrillo la cooperativa de San Roque de la Encina, abandonaron su principal finalidad. Aún así, en este estudio se ha catalogado media docena de casos en los que se mantienen para la producción de vino cosechero.

Barrio de las Bodegas

Barrio de las Bodegas / Vicente Herrero

Barrio de las Bodegas

Barrio de las Bodegas / Vicente Herrero

El autor de este trabajo destaca el buen estado general de conservación de este patrimonio, que califica de “alentador” y el alto interés etnográfico que presenta, conservándose en muchas de estas bodegas elementos relacionados con su uso primitivo. “El 64% de las bodegas catalogadas está en buen estado, un 6% tiene pequeñas deficiencias, un 15%, cuenta con desprendimientos parciales, un 5% con desprendimientos graves y solo un 9% las bodegas documentadas están hundidas o no se ha podido constatar su estado y, al igual que con los lagares, se han clasificado un puñado de bodegas como de alto interés etnográfico”, explica Sanz, que detalla que “a pesar de su mayoritario abandono o precisamente por ello conservan una muestra de la vida de los oficios de nuestros antepasados: es fácil encontrar en las bodegas herramientas de cuando se hacía el vino, cubas, canillas, pozales, tinos… como dato directo en Castrillo he detectado que se conservan cubas en 61 bodegas y tinos de cemento en 50”.

4.000 escalones hacia el centro de la Tierra

Destaca la belleza de este entorno, la gran cantidad de bodegas que se concentran en esta loma y que suman entre todas ellas más de tres kilómetros de un laberinto subterráneo. También es importante su profundidad. Como dato curioso, los accesos de todas ellas sumarían una escalera de un kilómetro, lo que demuestra el trabajo inmenso que en su día emplearon en cavar estas galerías. “La escalera tipo de bajada a una bodega cuenta con un desnivel de poco más de seis metros, una pendiente de treinta y un grados y con 25 escalones; como curiosidad, si pusiéramos todas estas escaleras de castillo juntas, una detrás de otra, tendríamos una escalera de más de 4.000 escalones y más de un kilómetro de desnivel; esto es una burrada lo que se pusieron aquí a picar”, comenta el autor de este catálogo.

El arquitecto y la concejal en funciones en la presentación del estudio

El arquitecto y la concejal en funciones en la presentación del estudio / Vicente Herrero

El arquitecto y la concejal en funciones en la presentación del estudio

El arquitecto y la concejal en funciones en la presentación del estudio / Vicente Herrero

Con este estudio sobre la mesa, el Consistorio de Castrillo de la Vega cuenta ya donde apoyarse para redactar una ordenanza destinada a frenar el deterioro de este patrimonio, que ha sido en las últimas décadas víctima de malas prácticas, que de no erradicarlas no está garantizado su conservación en el futuro. “Es un patrimonio en desuso que por problemas de herencias ya no se cuida tanto como antes y hemos notado problemas de algunos hundimientos, vandalismo de puertas rotas y es un riesgo de que dentro de unos años ya no tengamos este patrimonio”, advierte Florence Muriel Amar, concejal en funciones.

Con este arduo trabajo ya realizado, su autor tiene previsto dar una conferencia este verano, coincidiendo con las fiestas de San Roque, que se celebran a mediados de agosto.

 
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