Los vecinos del centro piden a la policía que sea "más estricta" con los problemas de ruido en la calle

Valladolid

Tan solo en una noche, la del pasado lunes, la Policía Municipal de Valladolid levantó diez actas, diez denuncias, por ruidos en la calle (fueron casi 700 en todo el 2022). Y es que el verano saca a la gente a la calle y las terrazas de la hostelería suponen un foco de voces que, si no se pone cuidado, puede molestar a los vecinos de las zonas más concurridas.

Desde la Asociación de Vecinos de la Zona Centro, Juan Fernández asegura que es una constante cuando las temperaturas suben y los afectados cada vez denuncian antes: "El hartazgo de los vecinos en este tema, que se prime el ocio por encima de la salud, a la gente le cuesta menos denunciar, por lo que puede haber más denuncias, porque todos necesitamos abrir las ventanas por las noches".

Ante esta problemática, no solo en verano, la ciudad cuenta ya con dos Zonas Acústicamente Saturadas, la de Coca y la de San Miguel... y aunque no han sido todo lo efectivas que debieran, al menos cuentan con herramientas para medir el nivel de ruidos que soportan los vecinos: "Las zonas ZAS la ventaja que tienen es que cuentan con sonómetros que detectan si se supera los niveles que marca la normativa, y tenemos la certeza que se sigue por encima de lo establecido". Por eso, reclaman a la policía que sea "menos tolerante" con estas situaciones.

También reclaman al nuevo equipo de gobierno municipal una reunión en la que, entre otros asuntos, se analicen los resultados de los últimos meses en las mencionadas zonas ZAS, lo que por otra parte era un compromiso adquirido entre ambas partes cuando se establecieron esas zonas en la ciudad.

Sonómetros en las calles

En el último año en Valladolid se han aprobado dos zonas ZAS, la de Coca y la de San Miguel, ambas caracterizadas por ser zonas de ocio nocturno. El anterior equipo de gobierno del Ayuntamiento vallisoletano establecieron una serie de normas que afectan sobre todo a la hostelería para tratar de minimizar el ruido que la presencia de personas a las puertas de estos establecimientos pueda ocasionar a los vecinos.

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Uno de los principales problemas son las dobles licencias que aún están vigentes. Fruto de la pandemia y las restricciones nocturnas que se impusieron, estos locales no podían abrir en el horario que les permitía su licencia, con lo que pudieron acceder a otra de forma que pudieran abrir al público en horario vespertino. La medida se ha mantenido y los casos de doble licencia provoca que los bares puedan cerrar muy tarde por la noche y puedan abrir muy pronto por la mañana. A ellos se añade la existencia de los llamados 'after', lo que provoca un mayor ruido para los vecinos mientras los clientes están en la calle.

Por ello, una de las principales medidas adoptadas fue establecer un mínimo de cuatro horas entre el cierre de un establecimiento y su apertura al día siguiente.