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220 kilos de explosivos borran "en un parpadeo" el peso sentimental de la ciudad del dólar que creó Endesa en Compostilla (León)

Con tan solo cuatro segundos de diferencia han caído dos torres y una chimenea que la eléctrica levantó entre los años 70 y 80 para quemar el carbón y generar energía térmica hasta su cierre en junio de 2020.

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Ponferrada

Pasaban solo unos segundos del mediodía y el sonido de las sirenas ha servido de aviso sonoro para comenzar la cuenta atrás de la demolición que se ha producido prácticamente simultánea, con tan solo unos cuatro segundos de diferencia entre la torre del grupo 5, la torre del grupo 4 y la chimenea grupo 3. Las tres estructuras han caído como estaba previsto en forma de cuña, aunque las dos torres lo han hecho sobre sí mismas y la chimenea hacia un lateral, como si fuese un árbol. En el suelo, 16.900 toneladas de escombros de los símbolos de una central que fue inaugurada el 28 de julio de 1949 con la presencia de Franco, Antonio Suances, el presidente del INI y otras figuras relevantes de la dictadura y de la Iglesia.

Las icónicas torres de refrigeración de los grupos 4 y 5 se construyeron en los años 80, tenían 110 metros de altura y 80 metros de diámetro en base y 50 metros en la zona de coronación. La chimenea del grupo 3 se levantó a principios años 70 y tenía 120 metros de altura con espesores desde los 20 a los 50 cm. Su caída supone el fin de una era que representó el crecimiento y la dinamización de la comarca, la transformación de una zona triste, pobre y deprimida en una de las más ricas de la comunidad autónoma de Castilla y León, con una de las rentas per cápita más altas.

La detonación y derribo forma parte de un plan de desmantelamiento que empezó en 2021 y que concluirá en 2025, año en el que la compañía eléctrica Endesa habrá dejado a ras de suelo las 375 hectáreas que ha ocupado durante el último medio siglo con turbinas, calderas, plantas de desulfuración, chimeneas, torres, estructuras viarias, edificios y parques de carbones. En definitiva casi 267 mil toneladas que se convertirán en escombros con un coste de 60 millones de euros y de las que serán reutilizadas el 90% en un proceso de valorización que es un ejemplo de economía circular, según el director del proyecto de demolición y directivo de Endesa Generación, João Carlos Augusto Paixão.

Unas 150 personas empezaron en junio del pasado año a preparar este momento que se ha llevado a cabo después de dos intentos anteriores, ambos pospuestos por las intervenciones de la plataforma Bierzo Ya tanto administrativa como judicialmente encaminadas a obligar a la eléctrica a evitar la demolición y a convertir estos pilares de hormigón en Bienes de Interés Cultural, una opción que primero valoró la Junta de Castilla y León pero de la que se desligó rápidamente tras comprobar el elevado coste que suponía. Los informes emitidos por los expertos indican que su reparación para garantizar la viabilidad y seguridad de los elementos supondría una inversión superior a los ocho millones y seiscientos mil euros y su mantenimiento a 25 años unos once millones seiscientos mil euros. Las cifras, de las que ya había advertido en su día Endesa, se verían además incrementadas con los costes de reparación y mantenimiento de las dos chimeneas que no han entrado en el estudio y la futura indemnización a Endesa por las pérdidas generadas en derechos ya adquiridos al no poder valorizar los materiales provenientes de una demolición no ejecutada y el incumplimiento de los contratos formalizados con las empresas encargadas de dicha demolición.

"Un desafío mayor que el de cualquier construcción"

Las empresas Recifemetal se ha encargado a través de la contrata Lezama Demoliciones de ejecutar este momento para el que se ha marcado un perímetro de seguridad de 400 metros, lo que ha supuesto también el cierre al tráfico de la carretera del Canal. Equipos de acelerómetros y sismógrafos han evaluado las vibraciones, una consecuencia de las descargas que debe estar minuciosamente controladas por el grupo multidisciplinar de ingenieros y técnicos que ha trabajado en el proceso que ha sido, a juicio de João Carlos Augusto Paixão "un reto por su complejidad, un desafío mayor que el de cualquier construcción porque no se tiene sobre él el mismo control". De hecho, las proyecciones de polvo y materiales también han tenido que ser estudiadas para evitar, en este caso, que afectase a la subestación cercana.

Endesa anunció el cierre de Compostilla en noviembre de 2018, dentro de la campaña de cierre de las centrales térmicas de carbón en España, un cerrojo que se echó en enero de 2020. El 30 de junio de 2020 se procedió a su desconexión de la red eléctrica, publicado en el BOE de 9 de julio de 2020.

 
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