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Javier Rodríguez, el 'cura rojo' de Matarrosa recibe la Picota de Plata: 'El PC era el único que luchaba por los obreros'

Siempre comprometido con los mineros, Javier Rodríguez Sotuela recuerda los años que ejerció como párroco en Matarrosa

Sotuela, a la derecha / Me presta el Bierzo

Ponferrada

Los valles mineros recuerdan hoy su pasado con múltiples celebraciones en honor a Santa Bárbara. Una de las más significativas tendrá lugar en Matarrosa, donde el Ayuntamiento concederá su distinción del Ayuntamiento de Toreno, la Picota de Plata, a Javier Rodríguez Sotuela, el ‘cura rojo’. Fue el párroco de Matarrosa desde el año 61 al 72. Previamente había estado en Fabero y allí se aproximó a los movimientos obreros de la iglesia. Su padre, trabajador del ferrocarril ya le había inculcado el compromiso con las clases humildes, y al poco de instalarse en Matarrosa se vio envuelto en la famosa ‘huelgona’ minera llegada desde Asturias. Javier Rodríguez, ya nonagenario, recuerda hoy que en aquella huelga ilegal se le ocurrió repartir unos panfletos de las Juventudes Obreras Cristianas en Misa y no tardó en recibir la vista de los mandos de la Guardia Civil. La solidaridad de los vecinos no tardó en manifestarse rodeando su casa para evitar que se lo llevasen, según evoca en esta entrevista.

Por suerte no hubo represalias para nadie ni en aquel suceso ni en otros que también le trajeron problemas con la autoridad. Pero nunca hubo delaciones, ni suyas hacia los obreros más activos ni del pueblo hacia sus actividades más o menos clandestinas. El caso es que fue todo un referente de la lucha cristiana en favor de los mineros, algo que ahora le reconoce el municipio. El propio Rodríguez Sotuela se muestra agradecido aunque espera que el homenaje sea sencillo

El 'cura rojo' recibe la Picota de Plata del Ayuntamiento de Toreno

El alcalde, Vicente Mirón no solo cree digna de mérito su lucha por los obreros, sino también el esfuerzo por difundir la cultura desde la parroquia: 'había desde teleclub a biblioteca', recuerda.

Además de su labor pastoral comprometida, Javier es recordado en Fabero y en Matarrosa por sus recitales de canción y hasta por entrenar a equipos de fútbol.