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Historias de Salamanca. Barrio de San Bernardo

Todo un barrio salmantino lleva el nombre de San Bernardo y, sin embargo, no queda ningún rastro de la razón que le da esa denominación

Salamanca

Y si lo hay, está en el subsuelo de uno de sus edificios más imponentes, el que se emplaza justo enfrente de lo que fue puerta de la muralla. Primero Puerta de San Francisco y después puerta de San Bernardo, un lugar marcado décadas atrás por los entierros: allí era donde se despedía el duelo. Y al muerto, que desde ahí al cementerio era acompañado por los íntimos.

Donde hoy se alza el imponente edificio conocido como “Grupo Mariano Rodríguez” comenzó a construirse a finales del siglo XVI un monasterio cisterciense dedicado a San Bernardo, pero también a Nuestra Señora de Loreto.

La abadía, aprobada por la orden en 1584, cierra un tiempo de intentos de establecerse en la ciudad, que nos remonta a un siglo atrás atraída por la fama del Estudio, la Universidad de Salamanca. De hecho, las casas monacales previas al Monasterio de San Bernardo se llaman también Colegio de Nuestra Señora de Loreto.

La construcción del monasterio fue complicada, costosa y lenta, muy lenta.

Las descripciones que nos han llegado hablan de un edificio de planta cuadrada alrededor de un claustro. Si inicialmente tuvo dos pisos después pasó a cuatro. Con torreones e iglesia. Todo marcado por el clasicismo.

Y todo ello comenzó a desaparecer en 1812 cuando Wellington emplaza en el edificio parte de su artillería para atacar el fuerte francés de San Vicente. Aquello provoca daños irreparables en el edificio, que, finalizada la Guerra de la Independencia, afronta su reconstrucción, que se queda en nada por la irrupción de la Desamortización.

El edificio, arruinado, pasa a manos privadas. Acoge la Sociedad Cerámica Salmantina, es almacén de Moneo, Tahona o campo de fútbol hasta su conversión en Grupo Mariano Rodríguez, impulsado por la Caja de Ahorros.

Para entonces, a principios del siglo XX, lo que queda del convento, ha visto nacer el Hospital de la Santísima Trinidad y un pequeño caserío, que será el embrión del Barrio de San Bernardo, que perderá su nombre por el de Salas Pombo, gobernador civil de Salamanca e impulsor del urbanismo de esa zona de la ciudad, que comenzó siendo Barrio de la Falange.

Por las inmediaciones del monasterio de San Bernardo pasaba el canal con el agua que abastecía de agua las fuentes de San Francisco y Caño Mamarón, por ejemplo, que provenía del manantial de Villasendín, donde se emplaza el cementerio, hasta que comienza a tomarse del Tormes.

La llegada de la democracia borró el nombre de Salas Pombo y el barrio recuperó el de San Bernardo. Volvía así el recuerdo del convento que se fue evaporando entre los siglos XIX y XX de Salamanca, al tiempo que nacía en el barrio el campo de fútbol del Calvario, después estación de autobuses. Barrio que vio llegar el nuevo instituto masculino, el femenino, el convento de los trinitarios, el Campus, colegios como el de los Maristas, y la Normal de Maestros, hoy Facultad de Ciencias Ambientales, entre otras referencias, pero esto ya es otra historia. Una historia que contaremos..

Hoy por Hoy Salamanca 21 marzo 2024