La etarra Idoia Mendizábal será juzgada por el atentado con coche bomba en el Polígono de Vicolozano en Ávila
No hubo víctimas pero sí importantes daños materiales en varias empresas, entre ellas la que imprimía el Diario de Ávila
Ávila
La Justicia francesa aceptó este miércoles que España someta a juicio a la etarra Idoia Mendizábal Múgica por el atentado que afectó a diversas empresas del Polígono de Vicolozano, suceso ocurrido el 24 de septiembre de 2005 sobre las diez de la noche.
Las empresa Matchmind, Imcodávila (Imprenta Comercial del Diario de Ávila) y DHL fueron las afectadas por la onda expansiva de un coche bomba que tenía a la planta impresora como su principal objetivo. De hecho, el Diario no pudo imprimirse ese día allí y tuvo que hacerlo en una imprenta de Salamanca.
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El Ministerio del Interior informó entonces de que se habían producido dos avisos telefónicos en los que alguien en nombre de ETA alertó de la colocación del artefacto explosivo. Esas comunicaciones se produjeron 40 minutos antes de la detonación.
La sala de instrucción del Tribunal de Apelación de París ha dado luz verde a la euroorden cursada por la Audiencia Nacional de Madrid el 30 de noviembre pasado, en la que se reclama a Mendizábal por su implicación en ese atentado, que no causó víctimas personales pero sí abundantes daños materiales valorados en siete millones de euros.
Al haber sido arrestada en Francia, aunque ya fue entregada a España en 2012 por otra causa, la Audiencia Nacional tiene que solicitar una extensión de ese procedimiento cada vez que quiere volver a sentarla en el banquillo por hechos diferentes, en aplicación del llamado principio de especialidad.
La etarra está actualmente cumpliendo condena en una prisión del País Vasco por otro atentado con coche bomba en Nuevos Ministerios que dejó seis heridos.
Según el relato de los hechos comunicados por la Audiencia Nacional al Tribunal de Apelación de París, el comando Kresala, del que formaba parte esta etarra fue el que cargó de explosivos una furgoneta Renault Kangoo de color blanco robada en Francia, a la que se le habían puesto matrículas falsas, y la llevó hasta el polígono Vicolozano de Ávila, donde explotó el 24 de septiembre de 2005.
Mendizábal Múgica, nacida en 1977, fue detenida unos pocos días después de ese atentado en Francia junto a otros dos miembros de la banda, Harriet Aguirre y Alberto Garmendia.
Fue entregada a las autoridades españolas el 27 de mayo de 2010. En octubre del mismo año, junto a Asier Arzallus Goñi, fue condenada por la Audiencia Nacional a 15 años de prisión por un delito de tentativa del asesinato terrorista de Enrique Ybarra Ybarra, presidente del Grupo Vocento, en el año 2002.
En el sumario por el coche bomba colocado en Vicolozano (Ávila) está acusada de varios delitos, en particular el de pertenencia a una organización terrorista por el que si fuera declarada culpable, le podría suponer una condenada hasta a seis años de cárcel. Por tenencia ilícita de explosivos y estragos terroristas, la pena podría ser de 17 años y un mes.
Hora 14 Ávila (04/04/2024)
15:00
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La sede de El Diario de Ávila
En las instalaciones de Imcodávila no solo estaba la imprenta de la que salían numerosas cabeceras de periódicos de todo el territorio nacional. Estaba también la redacción de Diario de Ávila. Carlos Aganzo, director del periódico entonces, recuerda que a esa hora, las diez de la noche de un sábado, no había mucha gente en el periódico.
"Recuerdo la llamada, y luego mi llamada con la policía para desalojar a todo el mundo. Lo primero es el pánico, el pánico absoluto. Bien es verdad que ese tipo de llamadas se reciben muchas veces, pero en este caso no había duda de que era verdadera", explica.
El periódico entonces se cerraba de madrugada. Tras la explosión tuvieron que levantar parte de las páginas para recoger lo ocurrido y buscar otro lugar donde imprimirlo.
"Lo primero son las personas. lo primero fue mirar por la seguridad", dice, pero en el minuto siguiente los periodistas se pusieron a trabajar. "No pueden con nosotros vamos a sacar el periódico del día siguiente como sea. Con miedo, por una parte, pero también con un cierto orgullo. Y eso es lo que más recuerdo de la gente, el ponerse todo el mundo a las órdenes para ver cómo hacemos el periódico".
Fue un ejemplar especial, por muchos motivos. También porque al imprimirse en Salamanca el formato que no fue el habitual. "Es el testimonio de un día tremendo", en palabras de Carlos Aganzo.