Historias de Salamanca. El Colegio Fonseca acogió el nacimiento del Estatuto de Autonomía
El abogado Francisco Vicente preside la asamblea de parlamentarios, clave, en los días preautonómicos de Castilla y León con protagonismo para la fiesta comunera de Villalar.
Salamanca
La muerte de Franco abrió la transición que hizo posible la recuperación democrática española, especialmente con su Constitución, en la que se reconocía el Estado de las Autonomías.
Historias de Salamanca 24 abril
06:23
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Ya en 1977 corría por la Región un importante espíritu regionalista vinculado, sobre todo, a la izquierda y sectores culturales, no exento de problemas: en octubre, formaciones de la izquierda política y del estudio de la Historia celebran en Salamanca una semana regionalista que finaliza el 30 de octubre con una manifestación ante el Gobierno Civil, que se intenta asaltar. Hay cargas, carreras, un detenido y algún que otro contusionado. Aquel día la izquierda se dio cuenta de que controlar a ciertos sectores radicales y regionalistas no iba a ser fácil, pero se pone en marcha el periodo preautonómico.
Un sinfín de reuniones entre 1977 y 1978 llevan a que en febrero de aquel 1978 se apruebe un manifiesto de apoyo a la autonomía de C y L por parte de los partidos. La asamblea de parlamentarios de C y L, presidida por el salmantino Francisco Vicente, se convierte en la herramienta clave de aquellos días preautonómicos.
El Día de Castilla y León en Villalar está cerca y se quiere llevar un texto preautonómico aprobado por el Gobierno. Casi se consigue. De hecho, el texto tiene las bendiciones, pero no el sello oficial.
La Asamblea de Parlamentarios se suma a la fiesta de Villalar, de hecho, la organiza, perdiendo con ello el ambiente casi clandestino de años anteriores. Mientras, comienza a plantearse la redacción del Estatuto de Autonomía, de la que se encarga el Consejo General salido de la Asamblea de Parlamentarios.
Aquel 23 de abril de 1978 en Villalar se reúnen más de 200.000 personas. Hay mucha tensión en el ambiente. Tanta que impide escuchar con claridad los discursos de los que intervienen. No faltan incidentes entre grupos de diversas ideologías y paga el pato alguna bandera.
Manuel Fraga llevará aquellos incidentes al Congreso de los Diputados.
Aquel Villalar abre un nuevo tiempo: el de la redacción del Estatuto.
Salamanca tiene en aquellos días un gran protagonismo:
El 29 de julio de 1978 se reúnen en La Salina y en el Regio los partidos políticos que tienen que diseñar el gobierno preautonómico de la Región. Un gobierno con dos salmantinos, Francisco Vicente, vicepresidente tercero y consejero de Trabajo, y José Luis Marcos, consejero de Comercio y Turismo. El primero de UCD y el segundo del PSOE.
El 27 de junio de 1981, después de años de discusiones y redacciones, de acuerdos y desacuerdos, se aprueba el Estatuto de la Autonomía de C y León. Y se aprueba en Salamanca, en el Colegio Fonseca, donde los representantes de los partidos y las Diputaciones llegan, por fin, al acuerdo. El principal escollo aquellas horas es la capitalidad de la Comunidad y las sedes institucionales.
El Estatuto de Autonomía de C y L se aprueba en Salamanca, la ciudad de los ajusticiados Francisco y Maldonado. La ciudad que reprochó a Carlos I que abandonara Castilla y permitiese el expolio de sus cortesanos. La ciudad que salió en apoyo de Toledo o de Segovia. La que puso jinetes y peones al servicio de la revolución comunera pagando por ello un precio altísimo en forma de ajusticiados, encarcelados y despojados de todos sus bienes.
En junio de este año el Estatuto cumplirá cuarenta y tres años de su aprobación inicial.
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