Móviles y menores: supervisión adulta 'sí o sí'
Un reciente caso de ciberacoso protagonizado por dos adolescentes vuelve a poner sobre la mesa este asunto
En 'Cibersguros'. el jefe del Grupo de Ciberdelincuencia nos habla de la supervisión de los dispositivos móviles en menores
Valladolid
En cualquier hogar con adolescentes y la entrega del primer teléfono móvil, las negociaciones para controlar su uso son casi tan tensas como las que se llevan a cabo para formar un gobierno. Este momento, a algunos padres y madres les convalida por un curso de los que preparan a los expertos policiales en situaciones con rehenes. Pero más allá de las exageraciones, la utilización por parte de los menores de edad de un dispositivo como un teléfono móvil, una tableta o un ordenador personal debe conllevar una serie de compromisos y obligaciones por parte de quien lo maneja y también de responsabilidades por quien permite su uso. Y la supervisión de su contenido constituye un elemento fundamental. En ello ha incidido Víctor Panizo, jefe del Grupo de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional en Valladolid, dentro de la sección 'Ciberseguros', en 'Hoy por Hoy.
Panizo ha recordado dos operaciones recientes que han tenido lugar en Valladolid. En una de ellas, denominada 'Arcturus', la Policía Nacional detuvo en la capital vallisoletana a un chico de 16 años por los delitos de corrupción de menores y 'child grooming', acoso sexual a menores por Internet, a una niña de 13 años a la que chantajeó para que le enviase fotos íntimas que después difundió por redes sociales. Todo comenzó a raíz de una denuncia que se interpuso en abril de 2023 en la Comisaría de Distrito de Las Delicias.
En concreto, una madre, en compañía de su hija de 13 años, denunciaron que tras contactar la menor con un usuario de una conocida red social y ganarse su confianza, ésta le mandó una fotografía en la que aparecía en ropa interior. Tras ello, el acosador amenazó con divulgar dicha fotografía si la niña no le mandaba imágenes desnuda, a lo que la víctima accedió por miedo a que cumpliera sus amenazas, enviándole varias fotos completamente desnuda y de sus genitales.
Los hechos se prolongaron durante dos meses, momento en el que la niña dejó de enviarle fotografías y bloqueó al acosador, que cumplió sus amenazas e hizo públicas las imágenes íntimas de la menor. Estas alcanzaron gran difusión en redes sociales y entre amigos, conocidos y compañeros del instituto de la víctima.
Esto ocasionó un gran estado de ansiedad en la víctima, quien comunicó entonces lo ocurrido tanto a la Jefatura de estudios de su centro educativo como a su madre. Así, el Grupo de Ciberdelicuencia procedió a comprobar los hechos denunciados y observó que el perfil que utilizó el autor era totalmente anónimo y no incluía ningún tipo de dato personal que pudiera llevar a su identificación, por lo que inició la correspondiente investigación por un delito de 'child grooming'.
Esta investigación se vio dificultada por tratarse de un perfil anónimo y que había dejado de tener actividad, si bien, tras casi un año de indagaciones y numerosas actuaciones, se consiguió identificar al autor de los hechos, un joven de 16 años residente en Valladolid.
Por ello, se estableció un dispositivo en torno a su domicilio y se le detuvo el pasado 10 de abril. Al detenido se le intervino el teléfono móvil, dispositivo en el que se encontraron evidencias de su implicación en los hechos. Además, él mismo los corroboró en su declaración en presencia de su letrado y de uno de sus progenitores.
Supervisión "obligatoria"
Este caso es un ejemplo de algo que debe ser "obligatorio" según ha explicado Panizo. La supervisión por parte de los padres o los tutores legales del uso que se hace de los dispositivos electrónicos que permiten el intercambio de información. Supervisión que debe incluir el repaso, el conocimiento por parte de los adultos de qué se comparte y qué contenidos son visitados o intercambiados. E incluso, de las aplicaciones de mensajería. No cabe alegar presuntas invasiones de la intimidad por parte de los menores. Toca soportar y anticiparse al posible enfado y recordar los peligros -incluida la comisión de delitos muy graves- que puede conllevar un uso inadecuado.
Además de contar con herramientas de supervisión que facilitan el control de los tiempos de uso, de las aplicaciones descargadas e incluso de las páginas web visitadas, también es "imprescindible", tal y como ha recalcado Panizo, que la vigilancia por parte de los adultos se lleve a cabo de manera periódica y que, incluso, se puede estipular como condición previa antes de la entrega del terminal, para evitar posibles roces por este asunto.
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Mario Alejandre
Cuenta lo que pasa en Valladolid y en Castilla...