Historias de Salamanca. Pinto, Toro, Ochavo... los curiosos nombres de las escaleras de la Plaza Mayor

Salamanca

A nadie se le escapa que la Plaza Mayor se encuentra en un nivel superior a la de su vecina del Mercado, que en otro tiempo se llamó Plaza de la Verdura.

Antes de la existencia de nuestra Plaza Mayor el desnivel con la de la Plaza del Mercado se sorteaba como se podía, pero la construcción del monumental ágora salmantino obligo a la creación de rampas. Porque antes de las escaleras que ahora se quieren reformar, estuvieron las rampas, como la que sale por el arco de Toro hacia su calle.

Las actuales escaleras de Pinto fueron rampa en su momento, recién terminada la Plaza Mayor, precisamente en este punto. También la escalera del Ochavo y la escalerilla del arco de San Fernando. La rampa de San Fernando, por cierto, iba más allá de los arcos de San Antonio para atenuar el desnivel y hubo quejas de los vendedores sobre el tránsito. Además de actuales escaleras, la Plaza tuvo escalones entre ella y la Plaza del Corrillo, que fueron eliminados.

Todas las escaleras de la Plaza Mayor tienen su nombre o “sus” nombres.

Por ejemplo, las que conocemos como Escaleras de Escudero siguen siendo para muchos las Escaleras de Pinto. Escudero y Pinto son apellidos de farmacéuticos emplazados en ellas. Originalmente fueron Portales de Pan, por razones que no hace falta explicar. Tras situarse en ella la farmacia de Villar y Pinto se llamaron Escaleras de Pinto y también Escaleras de Villares, seguramente por lo que afirma el investigador Enrique Andrés Holgado. Dice éste que Antonio Villar y Guzmán era farmacéutico y padrastro de José Antonio Pinto, también farmacéutico, de ahí lo de Villares y después lo de Pinto, que aún hoy manejan muchos salmantinos. Otros las llaman Escaleras de Escudero, que tomó el relevo.

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Otra escalera clásica es la llamada Escalera del Toro o de San Fernando, según la miremos desde la Plaza del Mercado, por el toro que tiene encima, o desde la propia Plaza, por la figura del rey Fernando, que corona el arco y preside el Pabellón Real.También fue rampa y se convirtió en escalera a principios del siglo XX.

Igual que se convirtió en escaleras la rampa del chaflán de la Plaza del Poeta Iglesias. Escaleras, porque tuvo originalmente dos tramos: uno hacía la Plaza del Mercado y otro hacia la calle Quintana. El nombre, escaleras del Ochavo, parece que se relaciona con su condición de chaflán, que es lo mismo que ochavo.

Sobre las fechas en las que aquellas primeras rampas se convirtieron en escaleras, comenzamos por las de Pinto. Las Escaleras de Pinto se acordaron en 1887. Las primeras fueron muy criticadas por los materiales empleados y fueron sustituidas por las actuales. Las de San Fernando se inauguraron el 8 de septiembre de 1907. En ellas se emplazaron a lo largo del tiempo unos urinarios, una oficina de turismo, y también tuvo una floristería y un zapatero. Desde 1994 están como las vemos. Las Escaleras del Ochavo comenzaron a gestionarse en las vísperas de la ocupación francesa. Eran aquellas de doble tramo, que duraron más o menos un siglo.

Y luego estaban las desaparecidas escaleras del Corrillo. Porque entre el Corrillo y la Plaza Mayor hubo unos escalones que desaparecieron en 1920. Ciertos arreglos en la Plaza Mayor y el Corrillo provocaron que además de suprimir aquellos escalones se colocasen algunos más para acceder a la iglesia, como vemos hoy, y que se construyesen las escaleras actuales de los soportales del Corrillo. Con la supresión de aquellos escalones del Corrillo salió favorecido el tráfico.

Las de Pinto, San Fernando y Ochavo forman parte del patrimonio de Salamanca, de su historia, y, como hemos visto, también tienen su historia.