Los consejos de una directora de instituto para 'sobrevivir' a la EBAU
Superar el miedo a la hoja en blanco es el primer reto
Hablamos del inicio de la EBAU con la directora de instituto de Valladolid
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Valladolid
Los que lo han vivido saben lo que supone. De la seguridad de tu clase en el colegio o instituto a la impersonalidad de un aula universitaria. De las caras conocidas, incluidas las de los profesores, a verte rodeado por un montón de extraños. Los apuntes se han quedado en la mochila -junto con el teléfono móvil, en silencio o apagado- junto a la del resto de aspirantes. Tu único equipaje es un par de bolígrafos, el Documento Nacional de Identidad y una botella de agua. Un saludo que roza levemente lo cortés y unas indicaciones que delimitan las reglas de juego. Se reparten las hojas y, en el momento convenido, llega el momento sobre el que cada uno ha fantaseado a su manera. Leer el primer contenido de una prueba que puede determinar el futuro a medio y largo plazo de los que se enfrentan a ella.
La Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) forma parte de una suerte de ritos de transición a los que el ser humano se enfrenta a lo largo de su vida académica. La mitología pesa, pero la realidad ayuda o, al menos lo intenta, a la hora de gestionar las expectativas y pasar el trago. El porcentaje de aprobados supera ampliamente el 90 por ciento y en muchos centros llega al 100. Es lo que ha sucedido en el IES Galileo, situado en el barrio vallisoletano de Pajarillos. Otra cosa, recuerda su directora, Angélica Hernández, es que la nota sea la necesaria para acceder a los estudios deseados.
El 'runrún' empieza ya en primer curso de Bachillerato y se intensifica al año siguiente. Las conversaciones giran, casi de manera monográfica, en lo que antes se conocía como Selectividad. También el contenido lectivo se adapta. Hasta el punto de que, cuando el 'día D' se acerca -este miércoles, por cierto, se recuerda el aniversario del Desembarco de Normandía- hay incluso "simulacros", como relata Hernández en declaraciones al programa 'Hoy por Hoy Valladolid'. Se usan exámenes de otros años, de otros territorios y hasta se intentan reproducir las variables ambientales, con tiempo ajustado a lo que se exige en la prueba y real y hasta con cambios de espacio para no contar con la confianza que siempre aporta 'jugar en casa'.
Miedo a quedarse en blanco
Es el temor más repetido. Ellos y ellas han estudiado, tiene los conocimientos bien asimilados pero se repite la pesadilla: leído el enunciado, la respuesta se pierde en una madeja mental imposible de desenredar. Eso también se trabaja con la ayuda de los equipos de orientación en los centros. Que también tienen un recado para las familias. Llegados a este punto, machacar con mensajes sobre lo que ha cundido el estudio es contraproducente. Hay que "acompañar y animar", apunta Angélica Hernández. No es el momento de "añadir nervios" a un escenario que ya generado suficiente tensión en las semanas y meses previos.
En realidad, hay casi tres días que gestionar. Se empieza el miércoles por la mañana y se termina el viernes. Eso supone tener la habilidad suficiente para gestionar los tiempos muertos en casa. Los 'empachos' siempre son contraproducentes, sean de croquetas o de Filosofía. Hernández recomienda "desconectar en la medida de lo posible" mediante la lectura de un libro que no tenga contenido académico, yendo al cine o viendo en casa una película o una serie. O hacer deporte. Actividades que permitan "oxigenar" el cerebro y "relajar" las tensiones.
Mario Alejandre
Cuenta lo que pasa en Valladolid y en Castilla y León desde que se incorporó a la SER, en el verano...