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Historias de Salamanca. El milagro de la piedra en la Catedral Vieja

La nave central exhibe un fragmento desprendido de la bóveda, que cayó sobre un obrero quien sobrevivió al golpe gracias al Cristo de las Batallas

Salamanca

Estamos en 1614. Siglo XVII. El 10 de septiembre se reúne el Cabildo de la Catedral de Salamanca y acuerda por mandato del obispo de entonces, Luis Fernández de Córdoba, crear una comisión de investigación que estudie una ola de milagros vinculados al Cristo de las Batallas. Uno de ellos tiene que ver con un suceso protagonizado por una piedra, hoy colgada, exhibida públicamente, en la nave central de la Catedral Vieja.

Ahí está, a la vista de todo el mundo.

Historias de Salamanca 17 junio 2024

El informe de aquella comisión se ha perdido, ni tampoco se encuentra el de una segunda comisión formada por los miembros de la primera y los principales cargos de los conventos salmantinos de San Vicente, San Benito y San Francisco.

Sí consta documentalmente que el obispo que encargó la investigación leyó los informes tras lo cual firmó un decreto, fechado el 24 de marzo de 1615, que sirve siglos después al archivero e investigador salmantino Florencio Marcos para sacar a la luz si hubo o no milagro tras aquel suceso.

Según el documento que se conserva, estando labrando y aderezando la capilla y altar del dicho Santísimo Cristo de las Batallas de obra de cantería Alonso de Paz, gallego, trabajador mozo, del lugar de Mireña de Allimia, del obispado de Orense, uno de los oficiales que andaban en lo alto de la obra derribó una piedra, que después, pesándola, pesó seis arrobas y ocho libras. La cual piedra dio al dicho Alonso de Paz en la cabeza, en el cogote, y de allí le bajó al hombro y de allí le dio en los lomos de manera que le dejó en el suelo sin habla.

Este fue el suceso.

Un accidente laboral diríamos hoy.

A efectos de dejar claro el asunto, cada arroba equivale a once kilos y medio, y la libra unos 300 gramos. Por lo tanto, al bueno de Alonso de Paz le cayeron encima setenta y un kilos y medio de golpe, a pesar de lo cual y de estar diez horas sin sentido y de tenerlo por muerto, se despertó, se miró y echó mano del cogote donde había caído la piedra y se sintió bien, hasta el punto de que al día siguiente no trabajó por ser fiesta, pero al siguiente acudió a la obra y trabajó en ella bueno y sano, como antes.

Aquello se tuvo por milagro atribuido al Cristo de las Batallas.

Con la documentación en la mano Florencio Marcos no tiene duda de que el hecho ocurrió: hay demasiados datos que impiden creer lo contrario.

Se llegó a pesar en un hecho milagroso, pero a don Florencio le surgen dudas, sobre todo porque no hay testimonios escritos de los testigos, tampoco aparecen los informes encargados y además entre el hecho y el decreto firmado por el pbispo ha pasado tiempo suficiente para que los detalles se hayan diluido o modificado o vaya usted a saber.

El obispo dice que es milagro, pero a diferencia del Papa los obispos no son infalibles y, además, dice don Florencio, en la primera mitad del siglo XVII existió en Salamanca una verdadera sicosis milagrosa alrededor del Cristo de las Batallas, así que concluye que el suceso ocurrió, pero igual se exagero el impacto de la piedra y a partir de aquí, pues eso…

Si tiene oportunidad no deje de leer “Historias y leyendas salmantinas”, de Florencio Marcos. Una joya de la biblioteca salmantina.