Carlos de la Villa: "Nunca he perdido la sonrisa pese a tener tormentas o rayos porque nunca se me fue la capacidad de ser feliz"
El reconocido ex técnico de la concejalía de deportes y actual cara visible de la Asociación de Juegos Tradicionales relata su gran vida en la SER
Carlos de la Villa: "Nunca he perdido la sonrisa pese a tener tormentas o rayos porque nunca se me fue la capacidad de ser feliz"
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Aranda de Duero
Carlos de la Villa es un hombre risueño, con buen sentido del humor, que ha dedicado gran parte de su vida al deporte de Aranda de Duero, y que sigue unido a la ciudad y su actividad asociacional gracias a su encomiable actividad al frente de la Asociación de Juegos Tradicionales. Y como todo juego, o invento, todo tiene su inicio. El suyo fue gracias al tren. "Yo siempre digo que soy un producto de la N-1 y sigo diciendo que soy un niño, porque nunca he perdido la felicidad y me sigo emocionando ante las cosas", comenta. Nació en su casa de Burgos, donde estuvo hasta los 7 años. Pasó después tres años en Lerma, dado que su padre trabajaba en una de las empresas que se encargaba de la construcción del Directo. Y siguiendo la línea llegó a Aranda, donde hasta que consiguió el alquiler, vivía en la propia estación del Montecillo.
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Juego y música
La música y el juego son dos pilares de la vida de De la Villa, aunque también haya tenido aficiones como la pintura. Pero vamos por partes. Fue en el paso intermedio, en Lerma, donde conoció el juego tradicional. "Descubres que gracias a él, por ejemplo, te integras en una sociedad desconocida. En Aranda pasaba algo parecido antes. Y parece que hemos renunciado a lo que teníamos en aras del progreso, que está bien, pero parece que ahora la gente ha perdido la conexión con lo antiguo. Yo nunca he perdido la sonrisa pese a tener tormentas o rayos en la vida, porque nunca he perdido la capacidad de ser feliz. Siempre he salido adelante", asevera, antes de contar una curiosa anécdota familiar. Pero volviendo al juego tradicional, y su museo en la Plaza Mayor, Carlos explica que para él es un "refugio" porque "me lo paso bien y disfruto viendo disfrutar a la gente", pero también, "un legado".
También hay que destacar a su hermano; fue quien le dio la pasión por ese otro pilar. La música. Él llegó a regentar el Palace, pero acabó en las manos de Carlos. Esa discoteca fue un mundo desconocido "pero me enganchó desde el primer día, porque el ambiente era bueno y seguro", ante una sociedad "con ganas de vivir". La música le gusta, casi de todo tipo, variada. "Menos el reggaetón, que espero que nunca me guste", añade.
El deporte
Bien dice Carlos que la vida te lleva por donde quiere, te abre puertas, y tú eliges. Él estudió filología cuando quería ser veterinario, pero acabó en un Ayuntamiento, el de Aranda, como técnico de deportes durante 30 años, ni más ni menos, siendo uno de los grandes transformadores del deporte. "Mi trabajo me ha enamorado; lo hacía de mil amores. Y puedo decir que he recibido todo lo que he dado. Creo que un servidor tiene que dar todo lo que tiene por vocación. Y si no, es mejor dedicarse a otra cosa", expresa, sacando pecho -es lo justo- de haber conseguido tanta élite en tantos eventos con menos recursos que otras grandes ciudades, y de apostar por el deporte escolar.
Carlos tiene muchas facetas, mucho agradecimiento, humor, y alegría que repartir. Sigue sacando la sonrisa, parte habitual de su rostro. Porque al fin y al cabo, ya lo dice él... "Nunca he dejado de ser un niño".
La charla al completo en nuestro viaje por la memoria, con Ausen Frutos y Valentín García, puede reproducirse en el audio superior.
Jorge Alvarado
Periodista. Responsable Digital de la SER en Aranda. Presentador de Hoy por Hoy Peñafiel y El Banquillo...