'Pocholo': político, funcionario de prisiones y enamorado de Caleruega y la Ribera
Recorremos la memoria junto a este servidor público, que ha vivido tantas historias y momentos, siempre con la vista puesta en el medio rural y en su futuro

'Pocholo': político, funcionario de prisiones y enamorado de Caleruega y la Ribera
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Caleruega
Vivir en el mundo rural, disfrutarlo y defenderlo define a las personas que se caracterizan por el espíritu de lucha y supervivencia. RURAL es una palabra sencilla, sonora, y vibrante como el entorno al que se refiere. Y sabemos, al observar de cerca la forma y el significado de la palabra, que se escribe con R de realidad, de rabia ante la injusticia del olvido; con U de urbanidad en el saludo diario y la ayuda mutua en el vivir cotidiano, de unidad ante lo adverso; con R de recuerdos y reencuentros en etapas veraniegas y festivas, de regocijo en las celebraciones; con A de alegría al recibir cada año a los descendientes del pueblo ausentes por necesidad, conveniencia o urgencia, de apuesta por una convivencia amable; y se escribe con L de libertad, de lucha, de limpieza de aires y estrellas en las noches, de lunes eternos, de laboriosidad ininterrumpida.
Hablamos hoy con quien se postula como defensor de lo rural allá donde le corresponda o le haya correspondido. Hablamos con un calerogano de reconocido nombre y labor. Conversamos con JOSÉ IGNACIO DELGADO.
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Con dos padres y unas raíces marcadas
Tras esta introducción de Ausen Frutos, saludamos a alguien que, además de por cara, se le conoce con apodo. Pocholo. Y tiene su por qué. "Parece ser que mi madre, que tuvo que ir a servir a otras ciudades, estuvo sirviendo con un gobernador civil. Y tenía un niño que le llamaban Pocholo. Y hacia mí decía 'que pocholito tengo', y de ahí parece que viene", destaca, haciendo gala de sus al menos ocho apellidos caleroganos, y de una infancia en el pueblo. "Cuando el frontón se hizo nuevo, los pequeños no jugábamos. Y era normalizado. Jugábamos a pillar y a escondernos, subíamos mucho a las bodegas... Pero lo recuerdo con felicidad, porque había mucha gente", explica alguien que define a Caleruega "como un pueblo que ha luchado por lo suyo, pese a las penurias de la administración fiscal que tenemos, pero que tiene de todo".
De padres labradores, Pocholo se quedó sin padre biológico a los 17 días de nacer. Su madre -"la mejor del mundo"- volvió a casarse más adelante, con ese otro padre que ha tenido Delgado -Juan- que "es el mejor que he tenido en la vida". En total, cuatro hermanos, y admiradores por igual a su misma madre.

Imagen facilitada / Imagen facilitada

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Trabajador en centros penitenciarias
Aunque José Ignacio empezó estudiando Derecho, aprobó oposición como funcionario de Estado, en instituciones penitenciarias. Ahora está como Jefe de Servicio en Soto del Real, tras un periplo de centros penitenciarios "curiosos", que "te dan una visión curiosa de España", y sobre todo "en la época de los etarras". Aparentemente es un trabajo duro, pero a él le gusta. "A mucha gente le sorprende pero es así. En módulos controlamos a 160 personas. Pero cuando empecé había 240 internos juntos, estabas con ellos en el patio. Y nosotros somos la parte de conexión suya con el exterior. Intentamos preservar su salud y su vida; es complicado, porque hay módulos muy malos, con personas inadaptadas, peligrosas... Tenemos conversaciones íntimas y personales con ellos, sí. Hemos escuchado de todo. Pero también tienes tus filtros, porque allí cada uno cuenta lo que quiere. Pero hay una carga emocional fuerte. Hay compañeros a los que les cuesta", reconoce, valorando los días libres, porque la carga "sería inviable de lunes a viernes".
Lo que peor lleva, quizás, es "el típico preso toxicómano", o lidiar como padre "con gente que es pederasta o pedófila". En todo caso, y ante cualquier perfil, todo preso preserva sus derechos amparados por la constitución que hay que respetar.

Pocholo, concejal en Caleruega / imagen facilitada

Pocholo, concejal en Caleruega / imagen facilitada
La política
Esa es la otra cara de Delgado. Que decidió meterse en política "por no ir a la mili". Estuvo de concejal -y ahí sigue-, alcalde, y muchos años más tarde de procurador. Con un oficio que deja alguna satisfacción, como ayudar al vecino de a pie, o aquella exhumación que se hizo en su día en Caleruega cuando aún no se sabía bien lo que era la 'Memoria Histórica' y que cataloga como "un ejemplo", pero también muchos sinsabores. "Políticos deberíamos ser todos, por preocuparnos el entorno en el que vivimos, y deberíamos intentar arreglarlo, pero eso implica exigir y echar cojones a la vida.

Imagen facilitada / Imagen facilitada

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Un cambio
Delgado estuvo en una posición delicada cuando llegó la Covid-19. Estuvo ingresado en el HUBU. Y le marcó mucho este episodio. "Desde entonces no duermo bien, respiro no del todo porque ha quedado alguna cicatriz, y tengo covid persistente", expresa. Lo que no tiene, e invita a que ningún alcalde o concejal tenga, es mala conciencia. "Siempre te vas a equivocar, tener a gente en contra. Uno hace las cosas pensando en el futuro de su tierra. Pero es igual", detalla.
Lo que es inherente es el espíritu de Pocholo. Alguien a quien han marcado sus raíces. Fuertes, consistentes. Y siempre pegadas a su tierra.
La charla al completo puede reproducirse en el audio superior.

Jorge Alvarado
Periodista. Responsable Digital de la SER en Aranda. Presentador de Hoy por Hoy Peñafiel y El Banquillo...




