Palencia acoge la quinta edición de I+D Agro con foco en innovación, sostenibilidad y talento rural
El foro, celebrado en el Campus Universitario de La Yutera, ha reunido a expertos del sector agrario, investigadores y representantes institucionales para debatir sobre el futuro del campo palentino

I+D Agro en Palencia desde el Campus de la Yutera

Palencia
Esta mañana, el Campus Universitario de La Yutera de Palencia se convirtió en epicentro del debate agroalimentario con la celebración de la quinta edición de I+D Agro, un foro impulsado por Cadena SER y Radio Palencia, el Ayuntamiento de Palencia, la Universidad de Valladolid y el centro tecnológico ITAGRA. El evento, abierto al público y retransmitido por streaming, reunió a lo largo de la mañana a profesionales del campo, la educación y la empresa para reflexionar sobre los retos y oportunidades del medio rural.
La alcaldesa Miriam Andrés inauguró la jornada reivindicando el papel de Palencia capital en el ecosistema agroalimentario de Castilla y León. “Hace tiempo que pedimos estar dentro de la plataforma agroalimentaria que ha creado la Junta de Castilla y León", reclamaba. "Palencia capital tiene mucho que ofrecer y aportar”. En esa misma apertura, Rubén Montero, de ITAGRA, destacó la importancia de “unir a la universidad, centros tecnológicos y empresas” para pensar en el futuro, mientras que Julio Díez Casero, vicerrector del campus, subrayó la excelencia investigadora de la universidad: “Tres de los cinco primeros investigadores del mundo según el índice de Stanford están en este campus”.
Tradición, innovación y conocimiento: los nuevos retos del sector vinícola
La primera mesa redonda abordó el futuro del vino en Castilla y León desde tres pilares: la tradición, la innovación y el conocimiento. Javier Aladro, director técnico de Bodega Matarromera, planteó el reto de adaptar la tradición vitivinícola a los desafíos actuales. “Nos encontramos con retos cambio climático o el cambio en los hábitos de consumo de los jóvenes", afirmaba. "Habrá que afrontarlos conociendo mejor al consumidor y adaptando las plantas al futuro. Tenemos que sobrevivir a la tradición y llevarla a nuestros días.”
Ramiro García, presidente de la DO Arlanza, defendió que “la innovación debe reforzar la tipificación y la identidad”, y que es clave para diferenciarse en un mercado saturado. También reivindicó la fermentación espontánea como vía para recuperar personalidad en los vinos: “Si queremos hacer vinos con una personalidad más marcada, tenemos que salirnos de los protocolos de elaboración y enología perfectamente ordenado”. Sin embargo, lamentó estar perdido “en una burocracia que nos está ahogando”, cuestión en la que coincidieron los ponentes del mundo empresarial que se encontraban en la mesa.
Rubén Montero, de Bodega Valdesneros, aportó su visión desde una bodega pequeña. “La tradición es esencial para innovar", aseguraba. "En nuestra bodega hemos recuperado vinos antiguos con nuevas técnicas. Es difícil, porque partimos de la uva, pero hay que mirar más allá, buscar productos nuevos”. También explicó cómo aplican inoculación con levaduras específicas y estudian el uso de nuevas tecnologías para el control hídrico y de enfermedades. “Intentamos adaptarnos al cambio, aunque seamos una bodega pequeña”, afirmó.
Desde la Universidad de Valladolid, la catedrática María del Álamo abogó por “hacer más vinos de calidad que de cantidad” y recuperar prácticas sostenibles del pasado. “Hay muchas tradiciones que recuperar en ese sentido, porque muchas prácticas antiguas ya iban en esa dirección, en la de aprovechar los recursos”, señaló. También destacó las tendencias hacia la trazabilidad, la digitalización y la reducción del grado alcohólico, y defendió el papel de la universidad como puente entre investigación y sector productivo: “Tenemos tres ejes muy potentes: la formación, la investigación y la transferencia. La cátedra toma el pulso al sector de forma muy cercana”.
El debate también abordó la desconexión entre las universidades y los consejos reguladores. “Muchas veces se plantean proyectos de innovación de espaldas al sector”, denunciaba García. Del Álamo reconoció que “la mayoría de los investigadores poco podemos decir a Bruselas sobre qué queremos investigar”, pero aseguró que “la universidad está abierta a colaborar y trabajar”.
Todos los ponentes coincidieron en que el principal reto es común: el cambio de hábitos de los consumidores. “El vino no está todo inventado, pero los problemas de las bodegas son los mismos, aunque haya mucho secretismo”, concluyó Aladro, defendiendo la colaboración entre el sector. García añadió: “Alguien tiene que tomar la iniciativa de convocar a todos los agentes del sector y poner sobre la mesa decisiones que respondan a problemas comunes”.
Tecnología y sostenibilidad como motores del cambio
Continuó el foro con la presentación de tres ponencias. Raquel Herrero, investigadora de ITAGRA, presentó el proyecto europeo PHOS4CYCLE, centrado en la monitorización de fosfatos en actividades agroganaderas. Dividido en tres grupos de trabajo, liderados por Portugal, Francia y España, el proyecto busca diseñar estrategias para reducir la contaminación del suelo y mejorar el uso sostenible del agua. “Es una iniciativa que conecta investigación de campo con planificación estratégica a nivel europeo”, explicó Herrero.
Daniel Cuesta, CEO de Grupo Tecnipec, abordó el uso de drones en agricultura como herramienta clave para la eficiencia y sostenibilidad. “Los drones nos permiten obtener información invisible a simple vista, como índices de vegetación, o realizar aplicaciones sin dañar el cultivo”, señaló. Además de fumigaciones y fertilizaciones, destacó su utilidad en terrenos difíciles y su potencial para reducir la compactación del suelo. Aun así, añadió que “vamos a necesitar mucha formación para aprovechar todo su potencial”.
María Cruz García, investigadora de la Universidad de Valladolid, presentó una solución innovadora por parte de la universidad para recuperar nitrógeno a partir de emisiones de amoniaco en granjas. “Con este proceso obtenemos fertilizantes que reutilizamos en agricultura, contribuyendo a reducir las emisiones de gases contaminantes”, explicó. Según García, el proyecto ya supera los objetivos marcados por la UE para 2030: “Desde 2023 estamos logrando reducciones superiores al 16%. Es un ejemplo de cómo la investigación básica se traduce en soluciones aplicadas”.




