Un chamán en San Marcelo

Ángel Santiago Ramos

León
Vaya por delante que a quien esto subscribe, salvo para los libros de historia, le sobran todos los reyes y todos los reinos. Mis apellidos leoneses se alargan hasta la lejanía y no pierdo mi tiempo en el uso o no de una copulativa para reconocer mi leonesidad. Me ocupan asuntos más trascendentes como el genocidio de Gaza, la invasión de Ucrania, el futuro de Europa, el ascenso del fascismo o la peligrosa camarilla que ahora gobierna el país más poderoso del mundo.
Dicho esto, bajaré a las charcas del debate identitario que con cansina frecuencia y ayuda mediática promueve el actual alcalde de León, un cargo al que accedió bajo las siglas socialistas, de las que ahora reniega un día sí otro también. Si repasamos sus declaraciones públicas contra miembros de su partido, del que dice que ya no le representa, uno se pregunta qué hace que no se baja del barco.
A la penúltima visita del presidente del Gobierno se buscó un viaje institucional a Roma para un asunto intranscendente.
A los actos programados por su partido el pasado fin de semana en León, no sólo no acudió, sino que se ocupó de contraprogramar a su partido con una agenda de mera confrontación. Mintió públicamente al negar que fuera invitado al acto, cuando recibió hasta tres invitaciones, remitidas por email y whatsapp. En su agenda apareció un viaje a Valladolid para visitar al presidente de la Junta. Tras la foto con Fernández Mañueco, puso rumbo y a gastos pagados hacia la bonita ciudad andaluza de Ayamonte. La disculpa, participar en un encuentro de las Confradías de las Angustias.
Lo cierto es que Díez sigue agrandando el boquete que premeditadamente ha abierto en el seno de su partido. No es fácil confrontar racionalmente con los visionarios discursos de un chamán. Qué le puedes aconsejarle a este regidor que ya dice cosas como esta, y abro comillas: “Cuando alguien le falta al respeto al alcalde, le está faltando al respeto a todos los ciudadanos”.




