Sociedad

De los campos de refugiados a una vida en el periodismo de Francia

Conocemos la historia y vida de Jaime Rodríguez, marcada por una familia que tuvo que marcharse al exilio en plena Guerra Civil, y que ha desarrollado gran parte de su vida en el sur del país galo

Viaje por la Memoria - Jaime Rodríguez Blanco

Aranda de Duero

El catálogo de la memoria es inagotable. En ocasiones se hace extensísimo y con ilustraciones detalladas o garabateadas con las prisas de aquellos hechos que atravesaron de emoción la corteza de los recuerdos tras circular como savia que cada invierno de hunde en las profundidades de la tierra para resurgir alegre y enérgica en las primaveras. Cuando salimos del hogar, de casa, del pueblo o del país patrio nos llevamos bien atado en el regazo del alma ese catálogo de la memoria para poder utilizarlo en los momentos de nostalgia, para presumir de pasado o para olvidar aquello que no hubiésemos querido vivir y sentir.

Es más necesario aún recurrir a ese inventario cuando uno sale de la tierra patria sin quererlo, obligado por la urgencia de la supervivencia, forzado por la injusticia de las diferencias, las rivalidades y la intransigencia. Hoy realizamos nuestro ‘Viaje por la memoria’ acompañados en el recorrido por quien ha vivido tras las fronteras del país que fue cuna y origen. Alguien que abandonó pueblo, tierra y nación obligado por un exilio no deseado e indeseable, injusto e injustificable. Conversamos sobre los bocetos inacabados, las imágenes y los pies de foto del catálogo de la memoria de JAIME RODRÍGUEZ BLANCO.

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Un reflejo de la lucha de los exiliados

Tras esta introducción de Ausen Frutos, saludamos a quien ha querido compartir su historia personal marcada por el exilio y la lucha. Jaime, quien nació en Francia tras la huida de sus padres de España durante la Guerra Civil, relata sin tapujos cómo su familia se vio forzada a abandonar su hogar debido a la violencia y la represión. La historia de su familia es un reflejo de la lucha de muchos exiliados que, como ellos, se vieron obligados a dejar atrás su hogar en busca de seguridad y una vida mejor.

Jaime tirando del carrito con sus padres y hermano / imagen facilitada

Pero yendo algo más atrás en el tiempo, la historia nos cita con Felipa, su abuela, que ya tuvo otra historia de superación. En este caso, de ámbito personal. "Tuvo que ver cómo su marido desapareció. Desapareció para nosotros. Se fue sin decir nada. Y ella se quedó sola, a cargo de sus hijas. Supimos luego que vivía en París. Pero nunca intentamos hablarle ni tener contacto", refleja.

Así, Manuela, hija de Felipa -y madre de Jaime- tuvo una vida de trabajo que ya inició apenas cumplida la docena de años en Aranda, desde donde pasó a vivir en Madrid. Allí conoció a su futuro marido, con el que se llegó a casar en plena Guerra Civil. Fruto de la inestabilidad y la amenaza para ambos, dado que él -militar- fue muy activo en el ámbito sindicalista, tuvieron que emigrar a Francia, donde acabaron en un campo de refugiados. Allí nació Jaime. Su padre llegó a fugarse hasta en dos ocasiones. "Murió sobre todo casi diría de pena. De ver la impresión de una lucha por el comunismo que era una derrota para él viendo en lo que se había convertido en los 80-90", expresa.

Jaime con su hermano / IMAGEN FACILITADA

Una vida en Francia

Jaime reflexiona sobre cómo su vida estuvo marcada por la búsqueda de un futuro mejor, tanto para él como para su comunidad. A pesar de los desafíos, logró integrarse en la sociedad francesa. Estudió en el instituto Liceo de Toulouse, la élite. "Llevé estudios hasta que interrumpí para ir a trabajar con mi padre cuando decidió dedicarse a calefacción, fontanería, y trabajos del tubo. Estuve con él de los 15 hasta los 25 años más o menos", explica, contando que su primera relación llegó al poco de empezar ese trabajo.

Rodríguez después desarrolló una carrera en el mundo del periodismo que le permitió estar durante muchos años en la SUD Radio francesa. "Se dieron cuenta los que no me conocían que mi finalidad era la sindical. Hasta el punto de que a los tres meses me pidieron ser presidente de la rama. Cuando llegó el momento de elegir un representante del personal, de estar en la gran mesa, me designaron los periodistas no siendo yo periodista", ríe, explicando que tenía buenas relaciones con el exterior, y mantenía buenas conexiones con la tauromaquia. "He trabajado con ayuntamientos, regiones, clubes, organizado corridas de toros...", enumera.

Imagen desde el estudio / cadena ser

En conclusión, el testimonio de Jaime Rodríguez Blanco es un poderoso recordatorio de la importancia de la memoria y la resiliencia ante la adversidad. Su historia, marcada por el exilio y la lucha, resuena con la experiencia de muchos que han tenido que dejar su hogar en busca de un futuro mejor. A través de su relato, se pone de manifiesto la necesidad de mantener viva la memoria colectiva y de reconocer la dignidad de aquellos que han enfrentado la injusticia y la opresión.

Este Viaje por la Memoria, con Ausen Frutos y Valentín García, puede reproducirse al completo en el audio superior.

Jorge Alvarado

Periodista. Responsable Digital de la SER en...