Fernando Ortiz: sumiller, DJ, y el mejor enólogo de Ribera del Duero en 2025

Aranda de Duero

Vivimos en una tierra de vinos y música. Sólo levantar el oído o la mirada para que nos llene nuestros sentidos una imagen, una conversación, un sonido o un recuerdo relacionado con alguno de esos dos sustantivos omnipresentes en el quehacer ribereño. Parece que también en este nuestro terruño particular hay un sinfín de anécdotas, historias, leyendas, vivencias, proyectos personales o empresariales, actividades, dichos, dimes y diretes, mentideros y verdades como templos que están relacionadas con la música o el vino. Y en numerosas ocasiones con ambos a la par. La relación entre nuestros caldos y nuestras melodías es en algunas ocasiones simbiótica y con una vinculación de interdependencia.

De ello hablaremos, también, con nuestro invitado a viajar por la memoria hoy. Un arandino que ha apostado por poner en relación los conceptos señalados y que nos ocupan: el vino y la música. Un ciudadano que ha sido reconocido recientemente como enólogo del año y que como buen hombre de pasión, respeto y elegancia transmite estas características a sus vinos y a su renacimiento vitivinícola. Nos adentramos ya en la memoria y los recuerdos de FERNANDO ORTIZ.

Del internado a la bodega

Tras esta introducción de Ausen Frutos saludamos, ni más ni menos, al enólogo del año. Es lo que tiene amar y vivir el vino, y ser arandino. Fernando, viajando por sus recuerdos, explica en la SER cómo comenzó su carrera en el mundo del vino: de manera inesperada. "Estuve estudiando en el internado de El Escorial. Me mandaron allí unos añitos para ver si si conseguían hacer gavilla -nunca mejor dicho- de mí, y al volver mi padre había montado Bodega Don Carlos y me dijo 'oye si no tienes nada que hacer, y si te interesa y demás...', entonces yo llegué a Don Carlos sin saber muy bien lo que era el mundo del vino. De hecho prácticamente no había bebido vino, no me gustaba tampoco el mundo del vino, me parecía que era muy viejuno. Y cuando estuve un par de años empecé a ver que había una luz detrás de ese mundo increíble y que nunca se apagaba porque aunque aprendieras cuatro cosas luego había otras miles que surgían. Fue cuando ya le dije a mi padre que iba a estudiar enología", recuerda.

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Antes de ese momento, hace hincapié Ortiz en un muchacho al que siempre le ha gustado celebrar -incluidos los 300.000 kilómetros de ese coche que tanto le marcó-, jugar al fútbol, o la música. Porque ahí Fernando tuvo su periplo de DJ. "La música es una parte esencial de mi vida. Es una una fuente de de tranquilidad, de relajación, y sobre todo de transmisión de emociones. Siempre tenía mucha relación con la música, de hecho de joven me gustaba la música clásica", detalla, aunque luego, añade, se pasó a la electrónica. Así, de poner música en las fiestas de los amigos, pasó a hacerlo en el Central, Caracoles, e incluso en Sonorama Ribera.

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El vino y Territorio Luthier

Sin embargo, su creatividad se desarrolló en el mundo del vino, que a lo largo de su carrera, le ha permitido viajar a varios países, incluyendo Estados Unidos, Brasil, India o el Reino Unido. Y en particular, su experiencia en India le dejó una profunda impresión sobre la forma de vivir y los valores culturales, contrastando con la mentalidad más materialista de Europa. El concepto de "renacimiento" fue otro tema destacado en la conversación, donde Ortiz explicó su proyecto, Territorio Luthier -compartido con su socia-, que busca rescatar y revitalizar tradiciones enológicas antiguas, combinando el conocimiento del pasado con la innovación actual. Para él, es fundamental enriquecer la experiencia y el conocimiento. Critica la endogamia que a veces se observa en el sector, donde los productores se limitan a consumir solo sus propios vinos, y aboga por una mayor apertura hacia el mundo vinícola global.

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Un reconocimiento especial

Fruto de esa pasión por el vino, este año ha llegado con un merecido reconocimiento debajo del brazo. Tim Atkin le ha nombrado como mejor enólogo del año. A alguien que, por cierto, ha dado mucha vida a Don Carlos "rescatando esa tradición de las bodegas antiguas y sobre todo dando vida a un lugar que tiene muchísimo alma, con catas mañana y tarde y todos los fines de semana completos". Para él, los éxitos y reconocimientos como este "molan", pero realmente, a quien busca agradar siempre, es al consumidor.

Para Ortiz, un gran vino es aquel que conmueve. Aquel que tiene alma, y va más allá. Características, que, por cierto, se asemejan a él. Al mejor enólogo de 2025.

Este Viaje por la Memoria junto a Ausen Frutos y Valentín García puede reproducirse al completo en el audio superior.