Los traumas en la infancia disparan el riesgo de trastorno mental en la edad adulta
Los investigadores proponen que cuando se trate el trastorno mental, los profesionales tengan en cuenta toda la biografía del paciente
Los investigadores proponen que cuando se trate el trastorno mental, los profesionales tengan en cuenta toda la biografía del paciente / Camille Wesser
Barcelona
Sufrir un trauma psicológico durante la infancia multiplica por tres el riesgo de desarrollar un trastorno mental en la edad adulta, según un estudio liderado por investigadores del Hospital del Mar de Barcelona, a partir de los datos de 93.000 pacientes. Es el primer trabajo que analiza la relación entre los traumas infantiles y diversas patologías mentales y la evidencia más sólida de que esta relación existe.
En la infancia y la adolescencia, el cerebro está en desarrollo, todavía no está formado. Sufrir a estas edades violencia física, abuso sexual o abuso emocional (como el desprecio o el abandono del menor, los más frecuentes) favorece la aparición en la edad adulta de patologías mentales graves como ansiedad, psicosis, trastorno bipolar, depresión o trastorno límite de personalidad.
"Estos eventos traumáticos tienen un impacto neurobiológico muy importante en el cerebro de un niño o adolescente que está creciendo y desarrollándose. Esto, al final, crea más vulnerabilidad para padecer después un trastorno mental", ha explicado a la Cadena SER el doctor Benedikt Amann, autor principal del estudio.
Hay que invertir en prevención
Los investigadores proponen que cuando se trate el trastorno mental, los profesionales tengan en cuenta toda la biografía del paciente. También piden más recursos desde los ámbitos político y social para poder hacer prevención. "Es muy importante que, así que se identifica un menor en situación de abuso, del que sea (físico, sexual o emocional) se comience a tratar el trauma para intentar evitar la aparición de una patología mental en el futuro", añade Amann.
Otras situaciones traumáticas, como sufrir una catástrofe o la muerte o encarcelamiento de un progenitor, no tienen tanto impacto a largo plazo, porque se consideran "traumas únicos". En estos casos lo más frecuente es desarrollar estrés postraumático, que puede tratarse de forma inmediata a su aparición. El trauma más fuerte y que conlleva más problemas es el acumulado, cronificado, y sobre todo cuando procede del entorno más próximo, en casa o la escuela.
Susanna Ruiz
Periodista. Animals i llibres.