Tribunales

La eutanasia gana: la jueza de Barcelona avala la muerte digna de un paciente pese a la oposición de su padre

El juzgado contencioso da la razón a la Generalitat y inadmite el recurso del hombre que pedía tumbar la muerte asistida a su hijo, concedida por médicos tras cuatro ictus y dos infartos

Entrada principal de la Ciudad de la Justicia de Barcelona

Barcelona

La muerte digna ha ganado una primera batalla legal, después de que este verano un juzgado de Barcelona paralizara por primera vez la aplicación de la eutanasia a dos pacientes que contaban con todos los avales médicos por petición de sus padres, que se oponían a la muerte asistida. Se trata de una joven de 23 años con una lesión medular y un hombre de 54 años que ha sufrido cuatro ictus y dos infartos en los últimos años. En ambos casos, los progenitores de los pacientes recurrieron su muerte asistida alegando una vulneración de derechos fundamentales.

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Ahora, según avanza la Cadena SER, el juzgado contencioso 5 de Barcelona ha tumbado ya uno de esos recursos y avala la muerte digna para el paciente de 54 años, Francesc A., al entender que su padre no está legitimado para oponerse a la decisión de un adulto en plenas facultades por más que sea hijo suyo. Así, la magistrada da la razón al abogado de la Generalitat que, en contra del criterio de la fiscalía, ponía en duda la legitimación del demandante.

La eutanasia: "Una decisión eminentemente personal y de autodeterminación"

La Generalitat, que defiende la decisión no solo del paciente, sino de la comisión médica de expertos que avaló su eutanasia, argumentaba que la muerte digna es una decisión personal e intransferible, siempre y cuando se tome en plenas facultades, como es el caso. Además, argumentaba que un padre no atribuirse la titular del derecho fundamental a la vida de un tercero, por más que sea su hijo.

La magistrada Montserrat Raga está de acuerdo y concluye que la relación familiar no es suficiente para recurrir la eutanasia de un hijo. "Si así fuera, cualquier resolución podría ser impugnada por parte de los familiares de la persona que pide ayuda a morir de forma digna, llegando a ser una prestación ilusoria y sin eficacia, o al menos con una eficacia demorada en el tiempo. Y esta no es la previsión legal", concluye sobre la muerte asistida de un paciente que ya lleva tres meses paralizada en los tribunales.

"Estamos ante una decisión eminentemente personal y que presenta un fuerte componente de autodeterminación de la persona", añade en el auto al que ha accedido la SER. La magistrada rechaza además que el Estado deba intervenir en este caso en auxilio de una persona vulnerable, como argumentaba su padre. "Estamos ante una persona mayor de edad y capaz por ejercer de forma libre todos los derechos que las leyes le reconocen", sentencia. No solo eso, sino que el paciente "pidió que no se comunicara" el proceso de eutanasia "a ningún familiar ni persona cercana".

Afasia y problemas de movilidad y comprensión

El caso se remonta al pasado 18 de julio, cuando el Comité de Garantías y Evaluación (el organismo de expertos sanitarios y juristas de la Generalitat encargados de estudiar las peticiones de eutanasia) dio el visto bueno a la muerte digna de este hombre de 54 años y ordenó su aplicación. Hacía un año que Francesc le daba vueltas al asunto, cuando finalmente pidió a su médico que iniciara el proceso de muerte asistida. El hombre había sufrido tres ictus y dos infartos en 2020, 2021, 2022 (y un cuarto ictus en 2024, después de dejar la medicación). Esto le causó importantes secuelas que afectan a su movilidad y habla.

Según se deriva de los informes médicos consultados por la SER, el hombre tiene afasia (lo que le dificulta hablar), no puede escribir sin ayuda, le cuesta seguir el hilo de frases largas y, aunque comprende lo que se le dice, no puede mantener una conversación con normalidad. Tampoco puede conducir ni moverse sin ayuda del bastón. Por eso, pese a todos los tratamientos, expresó a los médicos que "no se gusta" y que "a raíz de su discapacidad no le encuentra sentido a la vida". Explicó también a los sanitarios que tiene mucho miedo al sufrimiento y que, "bajo ningún concepto, quiere llegar a tener más discapacidad".

Tras recibir el aval médico a la eutanasia, el padre del paciente recurrió ante el juzgado contencioso. Alegó que su hijo sufre problemas de salud mental y que, pese a que es cierto que siente dolor, cree que con el debido tratamiento y pautas médicas puede sobrellevarlo. Los médicos que evaluaron a su hijo, el solicitante de eutanasia, han descartado cualquier patología mental. También la magistrada descarta, con lo aportado en la causa, que Francesc tenga ningún problema de salud mental.

Por ello, avala la reactivación del proceso de muerte asistida y ordena que se notifique la decisión al paciente y a la médico responsable de la eutanasia. Esto no significa que la muerte digna pueda serle administrada de forma inmediata, dado que la decisión no es todavía firma y se puede recurrir ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en el plazo de 15 días.