Jaime Lorente: “He llegado a odiar a Denver de 'La casa de papel'”

Barcelona

Jaime Lorente (1991) es uno de los actores más reconocidos en España por sus papeles como Denver en La casa de papel y el Nano en Élite, pero ahora también se le puede ver en la nueva película Hamburgo, dirigida por Lino Escalera, interpretando a Germán. Construir este personaje no ha sido fácil, asegura, porque la cinta aborda un tema muy delicado: una mafia que mueve millones de euros prostituyendo a mujeres. “Cuando recibí el guion sentí el deseo de ponerme en manos de Escalera”, explica en esta entrevista a Aquí Catalunya. Ya conocía su trabajo por su ópera prima —No sé decir adiós—, y por eso no tuvo dudas.

Ponerse en la piel de Germán le ha cambiado la manera de ver una realidad que viven muchas mujeres en España, atrapadas en un drama del que no encuentran salida más allá de la prostitución. “Gracias a este trabajo, he tenido acceso a muchos datos que me han hecho cambiar mi forma de entender las cosas”, reflexiona. Lo más complicado de su personaje es que “es alguien que huye constantemente de sí mismo”, algo que le obligó a encontrar un relato interno que explicara esa necesidad de escapar. “Ensayamos muchísimo”, recuerda. ¿Por qué atrapan tanto estas historias? “Porque esconden capas que nos interpelan a todos”, responde.

Jaime Lorente cree en las segundas oportunidades porque él mismo las ha necesitado —dos, tres y hasta cuatro veces—. “Las cosas que hemos hecho mal dicen mucho de nosotros, pero lo que realmente nos define es lo que queremos hacer bien. Siempre se está a tiempo de dar un golpe de timón”, afirma. El personaje de Germán demuestra que es imposible cambiar regresando al lugar del que uno quiere huir.

Sobre su papel en La casa de papel, tiene claro que lo mejor fue que ahora puede vivir del oficio que siempre ha querido: actuar y seguir contando historias. Pero esa pasión tiene luces y sombras. “Lo peor es que te hace perder el norte”, confiesa. Cree que uno no debe reducirse solo al trabajo, que hay que hacer “un ejercicio de realidad”. “He llegado a odiar a Denver”, admite. “Ahora solo volvería a interpretarlo desde el amor”. Añade que ha pasado por muchas fases, que llegó a victimizarse por el éxito, por la fama: “La gente solo me veía como un personaje, solo era Denver, y por eso llegué a odiarlo”. Con el tiempo se dio cuenta de que esa era una perspectiva equivocada: “Era un afortunado, pero con una mala gestión”.