"La rotura de la silla de Van Gogh es una negligencia del museo"

Barcelona

Alberto Velasco, profesor de legislación y tutela del Patrimonio Artístico en la Universidad de Lleida, no duda en responsabilizar al museo por la rotura de la silla, después de que la propia institución publicara el vídeo en el que se ve cómo un turista se sienta y la rompe.

A veces, querer conseguir la mejor foto posible puede tener consecuencias graves. Es el caso de un turista que, buscando la instantánea perfecta, destrozó una silla hecha con cristales Swarovski. Se trata de la obra llamada “La silla de Van Gogh”, del artista Nicolla Bolla. La pieza formaba parte de una exposición temporal en el House Museum Palazzo Maffei, en la ciudad italiana de Verona.

El museo ha difundido las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad de la sala. En el vídeo se observa cómo una pareja de turistas intenta hacerse una foto con la silla. Primero es la mujer quien se acerca y finge sentarse, sin llegar a hacerlo. Luego, se invierten los papeles y es él quien se sienta por completo en la silla. Esta se rompe al instante, y ambos abandonan la escena sin avisar del daño.

El museo publica el vídeo para concienciar a los visitantes

Los hechos ocurrieron el pasado abril, pero el museo ha decidido difundir ahora las imágenes para concienciar a los turistas. Así lo explican en una publicación de Instagram:"No queremos limitarnos a contar lo ocurrido. Queremos convertir este episodio en una oportunidad de reflexión y concienciación. Porque el arte no solo se contempla. Se ama. Se protege". Esta es una práctica cada vez más habitual en los museos, ante el afán de muchos visitantes por obtener la foto más llamativa y original.

Alberto Velasco ha explicado en el programa Aquí Catalunya a quién corresponde la responsabilidad del incidente. No duda: “Esto es una negligencia del museo”. Asegura que quienes, como él, trabajan o han trabajado en museos, “desde el primer momento que ven el vídeo saben que la culpa es del museo”. En la misma publicación, el museo indica que los turistas aprovecharon el momento en el que los vigilantes se habían ausentado. “Ahí está el error”, afirma Velasco: “Los vigilantes de sala no pueden abandonar nunca una sala con visitantes”.

También critica que las medidas de protección eran insuficientes. “Viendo la infraestructura que rodeaba las obras, queda claro que era deficiente”, señala. La silla “no podía presentarse museográficamente de la manera en que lo estaba”. Según el profesor, faltaban elementos disuasorios, como una catenaria o incluso una plataforma que impidiera el acceso directo a la obra.

"Sospeché si el artista había contratado a la pareja"

Desde el punto de vista artístico, lo sucedido resulta aún más irónico. Velasco recuerda que Nicolla Bolla es un artista conceptual con un perfil singular: su ocupación principal es la de cirujano oftalmólogo. “Estas piezas hechas con cristales forman parte de su discurso artístico”. Su obra pone de relieve la dicotomía entre el lujo y la pobreza interior, así como la fragilidad de las cosas. “Es la sublimación absoluta de sus teorías artísticas”, apunta Velasco. De hecho, llega a decir que incluso pensó si el artista habría contratado a la pareja.

No es la primera vez: los turistas que cruzan la línea

No es un hecho aislado. Se han dado numerosos casos de turistas que dañan piezas artísticas. Uno reciente ocurrió hace dos semanas en el Museo del Mausoleo del Emperador Qin Shi Huang, en Xi'an (China), donde un turista de 30 años fue detenido tras colarse sin autorización en una de las fosas que alberga a los famosos Guerreros de Terracota, dañando dos figuras milenarias.

Otro caso tuvo lugar en 2022 en los Museos Vaticanos, cuando un visitante rompió voluntariamente dos estatuas tras negársele una audiencia con el Papa Francisco. Tiró al suelo dos bustos romanos expuestos en una de las salas y fue detenido por las autoridades vaticanas.

Otras víctimas del comportamiento imprudente de algunos turistas han sido el Coliseo de Roma, el campo de concentración Auschwitz-Birkenau o el Museo de Arte de Denver.

Velasco también menciona un caso curioso ocurrido en el Museo de Bolzano, en Milán. Hace una década, durante una instalación artística titulada “¿A dónde iremos a bailar esta noche?”, que representaba los restos de una fiesta, la limpiadora del museo, creyendo que era basura real, recogió todos los elementos y los tiró a la basura.

"La silla probablemente tenía un seguro 'clavo a clavo'"

Sobre quién asumirá la responsabilidad, Velasco explica que todo depende de la póliza contratada por el museo. “Suelen ser seguros muy completos, con una responsabilidad civil muy alta”, añade. En este caso, lo más probable es que la silla estuviera cubierta por un seguro “clavo a clavo”, que cubre la obra desde que sale del estudio del artista, pasa por el museo y regresa al origen. También señala que algunos museos especifican en sus condiciones de uso que los visitantes pueden ser responsables de los daños que causen durante su visita.