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Esperanza Aguirre: “Gente que quiere verme colgada, hay mucha”

La expresidenta de la Comunidad de Madrid ha inaugurado, junto a Isabel Díaz Ayuso, su retrato oficial que, a juicio de Aguirre, “es más pequeño que el de Alberto [Ruiz-Gallardón]”

GRAF3021. MADRID, 30/05/2022.- La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (d), descubre este lunes en Madrid el retrato de la ex presidenta regional Esperanza Aguirre (c) que pasará a formar parte de la colección de la Real Casa de Correos. EFE/Miguel Osés / Miguel Osés (EFE)

Madrid

Esperanza Aguirre, investigada en la trama Púnica, ya cuelga –en sentido figurado- de los muros de la Real Casa de Correos, la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, que ella dirigió entre 2003 y 2012. Completar la galería de retratos de expresidentes, con alguna omisión, es uno de los compromisos de la actual presidenta y, en buena medida, heredera política de Aguirre y su forma de entender la política, de la que también ha dejado alguna muestra durante el acto protocolario.

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Fiel a su estilo descarado, Aguirre no ha dudado en jugar con la polisemia. Después de deshacerse en elogios hacia la anfitriona –”la mejor presidenta que ha tenido nunca la Comunidad de Madrid”, ha llegado a decir de Ayuso-, la expresidenta ha dejado un regalo a la prensa. Ha sido en el momento de agradecer al autor, el pintor Rafael Cidoncha, el trabajo: “Hay muchos que le estarán agradecido porque, gente que quiere verme colgada, hay mucha”, ha dicho socarrona entre risas de la prensa. Cuando ya tenía a los medios donde quería, Aguirre ha completado la faena: “Seguramente alguno está en esta sala”, ha completado la madrina política de Ayuso en referencia a los periodistas que cubrían el acto.

Y es que Aguirre sigue alimentando su relación de amor-odio con los medios de comunicación, acostumbrados a aprovechar esa suficiencia de la expresidenta, que a menudo también le juega malas pasadas. Es lo que ha ocurrido hoy con otro chascarrillo que, por el rostro de la expresidenta, no estaba preparado. Ya sin micrófonos, Ayuso y Aguirre han estado comentando el resultado final de la obra: “Es más pequeño que el del Alberto [Ruiz-Gallardón]”, le ha espetado a Ayuso, entre risas de los periodistas, que han escuchado nítidamente esas palabras de Aguirre. El comentario no parecía intencionado, pero referido al que fue su gran rival interno en el PP, sonaba a reproche. La protagonista del acto se ha intentado justificar inmediatamente, asegurando que se refería al plano elegido por el artista y no al tamaño del lienzo.

La imagen muestra una Aguirre de media pierna hacia arriba, con americana malva y fular al cuello. Una composición sobria, lejana de la mandataria que casi a diario se dejaba fotografiar con casco y pico de obra; vestida de golfista; o que quiso bajar en calcetines del avión que le traía de Bombay –donde se vio envuelta en un atentado yihadista-. En definitiva, aunque el personaje tiene un gran potencial, que nadie se espere una simbología a la altura de Francisco de Goya en su retrato de Carlos IV y su disfuncional familia real. Eso no estaba comtemplado en el contrato de 14.000 euros más IVA.

El objetivo era ensalzar al personaje omitiendo las sombras de sus años al frente de la región. Se ha visto en el discurso de Ayuso, donde solo han cabido lo que –a juicio del PP- son las luces de su gestión, como los 12 nuevos hospitales que inauguró, la libertad de horarios comerciales o el bilingüismo en la educación. “Lo que hoy es la Comunidad de Madrid se debe en buena parte a Aguirre, que se ha ganado con creces su presencia en la galería de presidentes que, con su huella, marcaron un antes y un después en la Presidencia madrileña”, ha ensalzado la actual presidenta. Ni rastro de gúrteles, lezos o púnicas, donde Aguirre sigue bajo investigación.

De momento, llamarlo galería es ser bastante generoso porque, a día de hoy, son más las ausencias, que las presencias. Solo tienen su rostro inmortalizado -además de Aguirre- Joaquín Leguina y Alberto Ruiz-Gallardón. La intención es sumar próximamente a Cristina Cifuentes para dar cumplimiento a la regla no escrita de la Real Casa de Correos, que reserva los mayores honores solo para los presidentes electos. Una etiqueta cómoda, que permite excluir sin dar muchas explicaciones a Ignacio González, una de las “ranas” -como se refirió la expresidenta a los corruptos que afloraron durante sus mandato- que se le colaron a Aguirre en la charca.

Las víctimas colaterales de este protocolo son Ángel Garrido y Pedro Rollán, que tampoco encabezaron ninguna lista electoral. Algunas veces Sol se salta sus propias normas, como el pasado Dos de Mayo, cuando todos los expresidentes acompañaron a Ayuso en la tarima principal. Bueno, todos no, faltaba uno, el citado Ignacio González.

Javier Alonso

Periodista. Licenciado por la Facultad de Ciencias...