Monjes enterrados en los andenes de Tirso de Molina y otros secretos del subsuelo de Madrid
¿Qué hay bajo el suelo de esta ciudad abarrotada? Poco sabemos de ese Madrid oculto, y es lo que queremos conocer con el geógrafo Antonio Giraldo y el urbanista Juan García, de Ecologistas en Acción
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Madrid
En el suelo de nuestra ciudad encontramos un entramado de túneles, pasadizos, refugios, prisiones, galerías y cámaras excavadas a lo largo de los más de mil años de historia de la ciudad, siempre con la intención de ocultar algo a la vista. Las obras de la Puerta del Sol son un ejemplo de estos restos que han salido a la luz. Allí se hallaron restos arqueológicos de hace siglos aunque no de gran valor, ya que, según el informe elaborado por la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, volverán a cubrirse en los próximos días. Según asegura Giraldo: "Madrid ha sufrido grandes obras de transformación urbana y no se sabe que ha pasado con lo que estaba antes; sabíamos que la plaza se estaba reformando, pero no sabíamos si había quedado algo de las antiguas edificaciones"
Algo parecido ocurre con los socavones que aparecen por las calles de Madrid que, en ocasiones, cortan el tráfico o hace que vehículos y maquinarias se queden atrapadas, muchas veces por la actividad de los arroyos. "La geología es implacable", afirman Juan García y Antonio Giraldo. "El agua siempre busca el paso, cuando has modificado el terreno es complicado que con el paso de los años no recupere parte del cauce original". Para Paloma García Romero, delegada de obras y equipamientos del Ayuntamiento de Madrid, estos grandes socavones son, en su mayoría, por averías del Canal Isabel II.
Uno de los yacimiento que conserva Madrid data del siglo XVI: los Caños del Peral, en el metro de Ópera, bajo la Plaza Isabel II. Allí se puede ver una cristalera que deja ver una recreación de lo que fue el acueducto que llevaba agua tanto al Palacio Real, como al resto de vecinas. Para Juan García es muy importante que el Ayuntamiento disponga de una persona dedicada a la arqueología para poder conservar este tipo de monumentos.
Uno de los grandes descubrimientos de esos hallazgos subterráneos son los restos humanos que se encuentran detrás de las paredes de los andenes en la estación de Tirso de Molina. "Durante la Edad Moderna a esta plaza se le conocía como la Plaza de Mendizabal, donde se encontraba el Convento de la Merced hasta que fue demolido y en el lugar donde enterraban a los monjes que iban falleciendo en el propio convento quedó también enterrado debajo de la plaza", nos ha contado Antonio Giraldo. "Nada se supo de los restos de estos montes hasta la construcción del metro en el siglo XX, cuando encontraron los cuerpos y, hasta el momento, siguen detrás de las paredes de los andenes de esta estación".