Madrid adjudica la comida de las residencias públicas a las empresas que han ofrecido los precios más bajos

Madrid

Mariano, de 79 años, vive en la residencia de mayores de Colmenar Viejo. Si se le pregunta si está contento con la comida dice rápidamente "no, aquí contentos para nada. El pescado es una vergüenza. Lo traen congelado, maloliente, con tufo. Ya me contará quién es el guapo que se mete eso en el cuerpo. Si nos ponen patatas te echan tres y te dicen que no hay más hasta que no se repartan para todos por si no hay bastante. Y si son judías al que le toca una cachito de chorizo casi canta el aleluya".

Este residente cuenta que se suele tirar mucha comida cada día porque la gente prefiere no comerla, que muchos salen a la calle a comprar el pan porque el que les sirven es como "un chicle" y que también hay muchos, como él, que salen fuera a comer. "Muchas veces como y ceno fuera en un bar de jubilados". Francisco, de 75 años, también se compra comida. "Te tienes que buscar la vida, te tienes que comer algo por ahí, un bocadillo de sardinas, un poco de choricito... O te tragas lo que te ponen en la residencia aunque sea incomestible", cuenta.

El empeoramiento de la comida dicen que ha llegado a partir de septiembre. La Comunidad de Madrid cambió entonces el sistema de suministro de la materia prima para hacer los menús en las residencias públicas y los criterios que fijó para adjudicar el servicio daban la mayor puntuación a la empresa que más bajara los precios.

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Es lo que ha denunciado la diputada socialista Lorena Morales en el pleno de la Asamblea de Madrid. Que con el nuevo sistema se ha puesto como tope los 5,90 euros que se venían pagando por persona y día y, a partir de ahí, los 100 puntos que servían como baremo se han repartido en 70 puntos a la empresa que más bajara el precio, se valoraba con 20 puntos tener una herramienta informática de gestión del suministro, con 5 un sistema de gestión de la seguridad alimentaria y con 2,5 puntos la reducción del plazo de entrega de los pedidos urgentes y la localización del almacén. "Esos son los criterios del pliego, ni un solo punto para la mejora y la calidad de los alimentos", lamenta la portavoz socialista de Políticas Sociales.

Esos criterios en los pliegos de condiciones de la Agencia Madrileña de Atención Social (AMAS), de la que dependen las 25 residencias públicas de la Comunidad de Madrid, han llevado a que en uno de los lotes en los que se han repartido los centros se haya fijado un precio de 4,60 euros para el desayuno, la comida y la cena de los mayores. Afecta a las residencias de mayores de Arganda, de San Fernando, la Francisco de Vitoria, la Cisneros y la de Colmenar Viejo.

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Desde la Consejería de Política Social contestan comparándose con Valencia. Dicen que aquí el coste de la materia prima de la pensión completa de las residencias del AMAS ronda los 6 euros diarios por persona, frente a los 3,5 euros de las residencias valencianas. En cualquier caso, añaden que se está cumpliendo con la Ley de Contratos del Sector Público, que al precio hay que sumar el IVA que se asume desde las arcas públicas e, insisten, en que los menús se elaboran por dos nutricionistas de plantilla en coordinación con la Cátedra de Nutrición de la Universidad Complutense de Madrid. Que están elaborados en base a las necesidades de cada usuario y con las ingestas diarias adecuadas.

La consejera, Concepción Dancausa (PP), en el pleno de este jueves ha dicho que es "anecdótico" el número de quejas porque se sirven cerca de 50.000 comidas principales cada día en todas las residencias que tienen financiación pública. "Con esta cifra parece lógico que recibamos alguna queja, pero en una proporción tan pequeña que no justifica que ustedes conviertan lo anecdótico en categoría", ha dicho la responsable de los centros residenciales a la oposición en la Asamblea de Madrid. "Tenemos una media de quejas inferior al 4%", ha zanjado.