Conozcamos la historia de Garganta de los Montes
Nos adentramos en la historia y los aspectos más curiosos de esta localidad y de un lugar que se encuentra entre el pueblo y la pedanía
Garganta de los Montes
Nos adentramos en la historia y los aspectos más curiosos de Garganta de los Montes y de un vecino que se encuentra entre el estatus de pedanía y de pueblo. Hablamos de un pueblo que, junto con Puebla de la Sierra, es uno de los pueblos mejor conservados de la Comunidad de Madrid, ya que su núcleo urbano mantiene su carácter rural con construcciones tradicionales.
En lo referente a su origen, hay que buscarlo en la Edad Media. Concretamente, en los siglos XIV y XV, cuando apenas un centenar de pastores y sus familias se instalaron siguiendo las políticas de repoblación en esta zona de la sierra, muchos procedentes de Segovia. Pero, pese a ser pequeño en un principio, durante los dos siguientes siglos la población creció, gracias a la explotación ganadera y, en menor medida, a sus cultivos de lino y cereales. Es más, en esa época se construyeron dos molinos harineros, uno en el arroyo Tejera y otro, en el río Lozoya. Y también cabe decir que mantuvo una relación de dependencia feudal hacia la figura del Duque del Infantado, lo que determinó su desarrollo.
Y, si hablamos de curiosidades relacionados directamente con el origen de esta localidad, cabe señalar que, cuando empezó a conformarse, lo hizo alrededor de lo que ahora es la calle de San Isidro.
Bien. Una vez nacido Garganta de los Montes, las cosas le fueron bastante bien durante un tiempo, pero, al igual que les sucedió a muchos lugares de los alrededores, sufrió el azote de la Peste Negra alrededor de 1599, lo que abocó a muchos de esos lugares a desaparecer. Afortunadamente, con el paso de los años, se fue recuperando y volvió a gozar de buena salud demográfica y económica.
A mediados del siglo XIX Garganta contaba ya con una escuela, una iglesia, el cementerio e incluso una cárcel. Además, a esa tradicional actividad ganadera y labor agrícola se acabaron sumando los artesanos y jornaleros, que, entre otros lugares, trabajaron en una mina de cobre, ya abandonada, en “La Horcajada”. Y, en estos últimos años, además, la actividad cinegética y de pesca, el ecoturismo y el turismo rural han dado un nuevo giro a la vida de Garganta de los Montes, convirtiendo al municipio en uno de los más atractivos y preservados de la Sierra Norte de Madrid. Por supuesto, también experimentó las modificaciones geográficas derivadas de esos cambios en el territorio y del éxodo de algunos vecinos a Madrid ya en el siglo XX.
Por otro lado, si nos desviamos un poco, podemos llegar hasta El Cuadrón, un lugar que sólo dispone de una población de 30 personas.
Su origen está vinculado al paso de varias vías pecuarias, entre las que destacaba la Cañada Real Segoviana y a la expulsión de la comunidad judía en el siglo XV, hecho que provocó profundos cambios en la propiedad de toda esa tierra. Aunque cabe señalar que no siempre se le conoció con ese nombre, ya que, durante el siglo XVIII, pasó a llamarse, momentáneamente, “Clevadrón”, modificándose posteriormente a “El Cuadrón”, precisamente por el monte que le separa de Garganta.
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