Stop Valdemingómez: la queja de vecinos y científicos que cae en saco roto

Madrid

La incineradora de Valdemingómez lleva abierta desde 1993. La basura de Madrid capital y de pueblos como Rivas o Arganda van a parar allí. Cada día llegan cuatro mil toneladas de residuos, el equivalente a una piscina olímpica. El contrato de gestión firmado hace apenas un año con una UTE de Concespa y Acuambiente está vigente hasta 2025. A partir de esa fecha, no se sabe qué futuro le espera porque el Ayuntamiento no lo desvela. Mientras, los vecinos de la Asociación PAU de Vallecas no cejan en su empeño de exigir el cierre de la incineradora y la descentralización del tratamiento de residuos.

Frente a las quejas vecinales y los informes científicos de diversas organizaciones que advierten del peligro de las emisiones de toxinas, el Ayuntamiento contrapone otros estudios, pero no aporta cifras.

Otro modelo de gestión de residuos es posible

Frente a los argumentos del departamento de Borja Carabante, la portavoz de Ecologistas en Acción, Mari Ángeles Nieto, contrapone datos y estudios que contradicen la versión municipal. "Lo que el Ayuntamiento muestra es un estudio de emisiones, mientras que nosotros aportamos un estudio de acumulación de sustancias en el entorno", recalca. "En huevos, musgos y árboles, en un entorno entre la incineradora y cuatro kilómetros a la redonda existe acumuñlación y es mayor cuanto más cerca está de la incineradora".

Según Ecologistas, en la Comunidad de Madrid se recicla en torno al 16 y 18 por ciento de los residuos; y se composta menos del 1 por ciento. Y no solo eso, sino entre los vertedero y la incineración se pierde sin solución de recuperación el 75 por ciento de los residuos que entran. Por eso apuestan por un cambio de modelo de tratamiento de residuos que avance hacia un mejor reciclaje y mucha más reutilización.