Las consecuencias psicológicas del problema de acceso a la vivienda: "Genera personas con síndrome de Peter Pan"

Madrid

A falta de datos oficiales y tomando como referencia los principales portales inmobiliarios, el precio de los alquileres en la Comunidad ha crecido alrededor de un 11% en el último año. Pero es que entre 2022 y lo que llevamos de 2023 las subidas están siendo notables. Según idealista el precio medio del metro cuadrado en alquiler en Madrid capital, por ejemplo, se sitúa en 16,5 euros. Eso quiere decir que un piso de 40 metros cuadrados puede costar, de media, 660 euros. Sin embargo, si hacemos una pequeña búsqueda, la situación se complica y mucho. De los 8.300 pisos que se muestran en el portal Idealista.com solo quince cuestan menos de 600 euros al mes, la mayoría de entre 20 y 30 metros cuadrados.

Nervios, ansiedad o estrés son algunos de los síntomas que deja, no una enfermedad, sino un problema cada vez más extendido en la Comunidad de Madrid: el del acceso a la vivienda. "El acceso a la vivienda y su no consecución puede ser un factor que estadísticamente correlaciona con tener ansiedad y un estado de vulnerabilidad" alerta el psicólogo experto en intervención social Sergio García Soriano que ha visto como, en los últimos tiempos, su consulta y las de sus compañeros acogen cada vez más casos de este tipo. "Van a hablar sobre este tipo de cuestiones, de que no pueden acceder a la vivienda como de que no tienen futuro. Un joven sin casa, cuando la casa representa la independencia y la estabilidad, es un tema recurrente en las consultas mas que hace una década" confirma García Soriano.

Los psicólogos piden dejar de culpar únicamente al individuo por estar en una situación de ese tipo. "No tenemos que poner la carga en él, sino también hacer una análisis de lo que está haciendo en su entorno. Pero además de problemas de ansiedad o de estrés que puede hay otra derivada que tiene que ver con el desarrollo personal. Porque las consecuencias de retrasar el acceso a la vivienda son cruciales. "Se retrasa el comienzo de la etapa adulta y de alguna manera genera personas con un síndrome de Peter Pan en el cual no pueden tomar sus propias decisiones" explica García Soriano que concluye "lo que hace es que no evolucionen adecuadamente y sigan teniendo la diatriba de la vida que hicieron su padres cuando realmente tienen que hacer la vida propia.