Conozcamos la historia de Navalafuente

Navalafuente

Esta semana toca volver a viajar. En esta ocasión, nos toca coger la maleta y el calzado de andar para visitar Navalafuente, un municipio del norte de Madrid que, en un principio, estuvo ligado a otro y cuya historia puede resultar bastante curiosa. Además, nos adentraremos en los lugares más atractivos de este lugar, fuente de inspiración para los apasionados de las escapadas.

Según cuenta la tradición, el nombre de Navalafuente se debe a la vieja “Fuente de la Nava”, que, a su vez, debe su nombre al hecho de estar situada junto a una nava (una tierra sin árboles y llana, a veces pantanosa), hasta la que los pastores llevaban sus ganados a descansar.

En lo referente a su origen histórico, se remonta, más o menos, al siglo XII. Y se atribuye a seis vecinos procedentes de Bustarviejo, pastores que buscaban mejores pastos para alimentar sus rebaños, cosa que, al parecer, producían sus montes en los meses de verano. Y, precisamente, las primeras casas de esa zona se levantaron en torno a la fuente que alimentaba la Nava.

Y no sólo es que esos vecinos salieran de Bustarviejo, sino que, durante la Edad Media, perteneció a su término municipal, el cual, como parte del Sexmo de Lozoya, su dependencia última radicaba en la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia, entidad que estaba exenta de obligaciones feudales y cuyas distintas contribuciones se realizaban directamente a la figura del Rey.

Durante los siglos XIV, XV y XVI estuvo ausente en la historia, al menos a nivel general. Sin embargo, hubo luchas constantes por mantener los linderos y los derechos de paso y pasto que reclamaban los vecinos de Miraflores, Canencia y Cabanillas, obteniendo una sentencia del licenciado Aguilera favorable a Bustarviejo. Y Bustarviejo tendría distintos pleitos con esas localidades vecinas, siendo los que sostuvo con Cabanillas los que afectarían a Navalafuente al declararse, en 1577, que la Dehesilla de las Navas pasaría a formar parte del territorio de Cabanillas.

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Felipe II inició una política de concesión de exenciones a muchos lugares, respecto a sus ciudades o villas, a cambio de fuertes sumas de dinero. Este plan no fue por los representantes de las ciudades en la corte de 1563 sin ningún resultado. Bustarviejo, con sus anejos Navalafuente y Valdemanco, se acogió a esta norma, terminando por deber 442.500 maravedies y quedando recogida en 1650 mediante privilegio Real la exención perpetua de Bustarviejo de la jurisdicción de Segovia. No obstante, aunque suene bien, le perjudicó, ya que le hizo perder poder e influencia sobre Valdemanco y Navalafuente. Además, dentro de esta dinámica, en 1734, nuestra localidad protagonista de hoy obtuvo el rango de villa independiente.

Ya lejos de la historia y, centrándonos en sus aspectos más destacables, podemos señalar que Navalafuente es una localidad con una fuerte tradición agricultora y ganadera, aunque, actualmente, esas labores han quedado un poco en desuso, aunque continúa obteniendo productos de regadío, patatas y alfalfa. Además, en cuanto a sus lugares de interés, dispone de la Cascada del Cancho, a la que acuden muchos visitantes y ubicación de las llamadas “Marmitas de gigante”, formadas por la erosión del agua.

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