Las claves de las elecciones autonómicas en Madrid: ¿de qué magnitud será la victoria de Ayuso?

No hay una sola encuesta que deje a Isabel Díaz Ayuso sin la presidencia de la Comunidad de Madrid. Toda la izquierda junta no llega los 68 escaños necesarios para alcanzar la mayoría ni siquiera en la horquilla más favorable del CIS. La gran incógnita que las urnas tendrán que resolver el 28M es, por tanto, si el Partido Popular consigue la mayoría absoluta a la que aspira o si vuelve a depender la próxima legislatura de VOX.

Ayuso necesita la mayoría absoluta con dos objetivos políticos de distinta dimensión. El primero es de pura supervivencia parlamentaria: poder gobernar los próximos cuatro años en la Comunidad y aplicar así su proyecto sin el lastre que ha supuesto necesitar de los votos de la extrema derecha. VOX no ha regalado al PP la aprobación de los Presupuestos de la Región y ha tumbado la ley con la que Ayuso pretendía premiar fiscalmente a los extranjeros que trajeran su dinero a Madrid.

El segundo objetivo de Ayuso está relacionado con su futuro político: obtener mayoría absoluta le permite estar en igualdad de condiciones con el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, en caso de que Alberto Núñez Feijóo naufrague en las elecciones generales de diciembre. Es decir, Ayuso necesita demostrar que los aplausos de las calles se traduzcan también en un sólido respaldo parlamentario para disputar, en caso de que sea necesario, el liderazgo nacional del Partido Popular en igualdad de condiciones.

El Partido Popular plantea la campaña como una “primera vuelta de las generales”

El PP pretende ser el dueño y señor de todo el espacio político de la derecha en Madrid. A Ciudadanos ya se lo comió íntegramente en el adelanto electoral del 2021. A VOX, pretende dejarlo reducido a la mínima expresión (el 5% de los votos necesarios para que tenga representación en la Asamblea). Y para ello, Ayuso y su equipo van a apelar al voto útil: “Si quiero un Big Mac, no me voy al Burger King”, es la frase que utiliza su director de campaña. En cualquier caso, el PP insiste en mostrar su respeto a VOX, sus votantes y sus postulados porque la inmensa mayoría de ellos son votantes del PP que abandonaron el partido y quieren que regresen a casa.

Consciente de que su principal valor político es haberse convertido en la némesis de Sánchez, Ayuso plantea una campaña basada en las barrabasadas habituales contra el Gobierno central (lo último es denunciar que avanzamos hacia una especie de “dictadura sanchista”, que escucharemos mucho en las próximas semanas) y pasando de puntillas por los problemas concretos de los madrileños.

Una campaña cuesta arriba para la izquierda

Por su parte, la izquierda es consciente de que tienen muy difícil poder gobernar en Madrid. La única esperanza que tienen está en el umbral del 5% (si un partido no consigue el 5% de votos, no tiene representación parlamentaria). ¿Por qué? Por un lado, necesitan que Podemos entre en la Asamblea (con Pablo Iglesias se quedaron en un 7% y el perfil de su candidata, Alejandra Jacinto, es menos conocido y movilizador). Por otro, si Ayuso se pasa de frenada y VOX se queda en el 4,9%, la izquierda tendría opciones. Esta, sin embargo, es una opción poco factible según todos los estudios demoscópicos y sociológicos.

La batalla real, por tanto, está en saber quién lidera la oposición: si Más Madrid se mantiene como segunda fuerza política o si el PSOE consigue recuperarse del batacazo (electoral y emocional) del 2021. En este caso, Mónica García tiene un perfil mucho más reconocido entre la ciudadanía que el socialista Juan Lobato... que aspira a convertirse en una especie de “yerno perfecto”: ofrecer una imagen de político moderado para reducir los decibelios habituales de la política madrileña.

Estas elecciones autonómicas coinciden con las municipales. Y esto da algo de oxígeno al PSOE, porque su implantación municipal es mucho mayor que la de Más Madrid: confían en que los ciudadanos que voten a su alcalde socialista cojan también la papeleta del PSOE en las autonómicas.