"Cada vez necesitamos más añadidos para tener esa sensación de placer relacionada con la comida": la OMS desaconseja los edulcorantes
La sacarina y la estevia no son recomendables para perder peso y pueden causar enfermedades
Edulcorantes: el remedio es peor que la enfermedad
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Madrid
Llevamos años consumiendo edulcorantes de todo tipo para evitar el temido azúcar: sacarina, estevia, aspartamo, sucralosa. Nombres que nos suenan bastante si pensamos en ingerir cero azúcares y degustar el mismo — o incluso más — sabor dulce. Esta semana la OMS ha roto todos los esquemas y ha desaconsejado el consumo de edulcorantes; asegura que pueden tener efectos negativos a largo plazo. El organismo de Naciones Unidas ha asegurado que no son recomendables para la pérdida de peso, y además, pueden conllevar un aumento del riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos si no se cambian los hábitos de vida y alimentación.
Además de estas consecuencias, acostumbrar al cerebro a un sabor tan dulce como el de los edulcorantes, puede tener efectos que van más allá de lo físico. "Estamos acostumbrando a nuestro paladar y a nuestro cerebro a unos niveles de palatabilidad súper altos", ha explicado en Código de Barras Vicente Javier Clemente, profesor de Nutrición de la Universidad Europea.
La OMS, que ha realizado esta recomendación después de analizar diferentes evidencias científicas, ha puesto el foco en los edulcorantes acalóricos, pero los demás no se salvan. A comienzos de este 2023, una investigación publicada en la revista Nature Medicine, ya ponía el foco sobre el eritritol, un polialcohol que encontramos en bollería industrial, galletas, chucherías, mermeladas sin azúcar, bebidas refrescantes no azucaradas y hasta en algunas pastas de dientes. El consumo tan acentuado de este tipo de edulcorante, según advierten algunos expertos, puede generar en nuestro cuerpo algo similar al efecto de las drogas: "Cuando tratamos este tipo de problemas, la intervención que hacemos a nivel psicológico es la misma que hacemos con la drogodependencia. Para unos y para otros la respuesta hedónica es muy muy alta", ha detallado Clemente.
El problema, al parecer, va mucho más allá de si los edulcorantes ahora son más o menos aconsejables. Habernos acostumbrado como sociedad a consumir productos tan azucarados ya desde pequeños nos hace dependientes de este ingrediente, que está comprobado que es uno de los principales causantes de obesidad y sobrepeso en todo el mundo. Estos edulcorantes, sustitutivos del azúcar, nos proporcionan ese dulzor que tanto deseamos en nuestras dietas, algo que también compromete a nuestro aparato digestivo. "Se deteriora nuestra microbiota intestinal, es decir, el conjunto de bacterias buenas que nos dan protección y nos refuerzan nuestro sistema inmune y que mejoran nuestro estado de ánimo", ha puntualizado Inmaculada Luengo, del Instituto Médico Europeo de la Obesidad.
Juan Revenga, de la Fundación Española de Dietistas - Nutricionistas, ha reconocido el problema que tenemos como sociedad para llevar una alimentación libre de azúcares: "es muy difícil combatir la tormenta perfecta que tienen muchos consumidores ante la oferta de ultraprocesados ya desde la alimentación complementaria. Potitos, galletas, cereales, batiditos heladitos, que vienen hasta las trancas de azúcar". Algo que ha compartido Noelia de la Flor, madre de dos hijos de dos años: "Cuando tenemos que ir a algún acontecimiento familiar cumpleaños, te encuentras con un paraíso del azúcar: sándwiches de nocilla, galletas, productos salados que también llevan. Y claro, ellos lo encuentran mucho más sabroso", ha dicho entre risas en el programa. "Si las mamás y papás no ayudan a sus hijos a no consumir azúcar, nosotros los lo vamos a encontrar cuando vayamos y los niños van a querer hacer lo que otros niños hacen", ha concluido la madre de gemelos.
Laura Bermejo de la Flor
Periodista en la SER. Redactora de Código de Barras, un programa de consumo y mucho más. Apasionada...