¿Cómo nació el mundo según África?
La mitología africana no es igual en todos los países que componen el continente. Cada país y pueblo disponen de leyendas propias que explican el origen del mundo y del ser humano
¿Cómo nació el mundo según África?
Madrid
El mundo de la mitología es tan amplio como los pueblos que le han ido dando origen a lo largo de la Historia. Algunos pueden resultarnos más familiares, dada la cercanía de los territorios, como demuestran la mitología griega, egipcia o nórdica. Sin embargo, existen muchas más que ayudan a enriquecer la visión fantástica acerca del mundo. En esta ocasión, el foco recaerá sobre África, cuya mitología destaca por componerse de una gran variedad de mitos procedentes de los distintos países que forman el continente.
Se dice que los mitos escritos de África Occidental no se establecieron hasta el siglo XIX, tal vez debido a que muchos de sus mitos se transmitían de forma puramente oral. Aunque eso no resta variedad en las leyendas autóctonas con las que cada pueblo explica los fenómenos de la naturaleza y el origen del mundo. Un ejemplo puede ser el de las que abarca el África subsahariana.
Hace siete mil años, los antepasados del pueblo khoisan comenzaron a desplazarse desde el Sahara hacia el sur de África. Cinco mil años después, las personas que hablaban lenguas bantúes comenzaron a extenderse desde Camerún, en la costa oeste de África, hasta que, finalmente, habitaron gran parte del África subsahariana, hecho que promovió la propagación de mitos y leyendas y a una posterior mezcla entre diferentes creencias.
Otro aspecto destacable de la mitología africana, es que se compone de una gran cantidad de deidades y criaturas que confluyen en la vida de las personas, de una manera directa o indirecta. De hecho, se le da una gran importancia a los espíritus de los antepasados. En este aspecto, la mayoría de las religiones tradicionales africanas tienen múltiples dioses, a menudo agrupados entre sí mediante relaciones familiares. Y casi todas las culturas reconocen a un dios supremo, un creador todopoderoso que suele estar asociado con el cielo, como Amma u Olorun, según algunos pueblos del África Occidental, o Mulungu, según algunos africanos orientales. Por otro lado, los africanos que han adoptado el cristianismo o el Islám, a veces, mezclan todas estas figuras.
A este respecto, hay que tener en cuenta que, en muchas de esas tradiciones, la figura del dios supremo suele ser distante con el ser humano, ya no tan involucrada como en otras culturas. Al menos, en lo que se refiere a la vida cotidiana del ser humano. Y, de hecho, la gente tampoco se acerca demasiado a esa deidad; más bien, llama a dioses menores, muchos de ellos con distintas funciones. Por ejemplo, en Nigeria, la gente del pueblo yoruba solía rendir culto a un dios de la tormenta llamado Shango. Asimismo, hay espacio para los espíritus, menos poderosos que los dioses, pero con poderes que empleaban algunos para el bien, otros para el mal. Y estos, a menudo, se asociaban con la propia geografía de los lugares, con los ríos, las montañas, los bosques, el agua, el fuego, etc, dando lugar a cultos muy locales.
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