Final Fantasy VII Rebirth, una segunda parte más grande y libre que sigue emocionando
La continuación de Final Fantasy VII Remake en PS5 nos brinda un mundo abierto gigante, y más detalles de historia y personajes
SER Jugones 10x25: Final Fantasy VII Rebirth, una segunda parte más grande y libre que sigue emocionando
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Fuenlabrada
Veintisiete años después de la salida al mercado de Final Fantasy VII, el juego de rol japonés para Playstation que marcó una época, ya está disponible la segunda parte de su remake. Si en el primer capítulo (2020) vivíamos las aventuras de Cloud, Tifa o Aeris sin salir de Midgar mientras biocoteábamos a la empresa energética y armamentística Shinra, en esta segunda parte saldremos de la megalópolis para disfrutar de la inmensidad del mundo de Gaia. Y con el tamaño y posibilidades de este Final Fantasy VII Rebirth (PS5) no sabemos qué es lo que habrán reservado desde Square Enix para la tercera y última parte.
En Rebirth el grupo de protagonistas emprende a campo abierto la persecución del mítico Sefirot, uno de los personajes más carismáticos de la industria. El archienemigo de la espada masamune y larga melena blanca ha enloquecido tras descubrir que fue creado por la empresa Shinra para generar un supersoldado a partir de las células de uno de los antiguos Ancianos protectores del planeta. Sefirot solo busca ahora la destrucción de todo y de todos, y en nuestras manos está tratar de detenerlo.
El mundo abierto de Gaia
El primer impacto de Rebirth es brutal. Salir al mundo abierto reimaginado por Square Enix impresiona por su inmensidad, y quizás también por las ganas que teníamos de traspasar los muros de Midgar. Es un mapa gigante dividido en varias zonas, cada una de las cuales cuenta con torres de comunicación cuyo desbloqueo nos permite revelar puntos de interés. Y de esta manera iremos teniendo acceso a localizaciones memorables como Kalm, Junon, Corel, Costa del Sol, Cañón Cosmo o el parque de atracciones Gold Saucer (¿vosotros también escucháis su música en la cabeza, verdad?). Un mundo gigante que, afortunadamente, cuenta con puntos de viaje rápido. Para movernos por él también contaremos con los chocobos de colores y sus capacidades para escalar, nadar y planear en el aire.
Sin entrar en detalles podemos decir que Final Fantasy VII Rebirth respeta las bases de la historia original, aunque es verdad que también presenta algún cambio importante que no gustará a todo el mundo. En el apartado de los añadidos también encontramos más protagonismo para Zack, ese soldado al que Cloud debe la vida por acontecimientos pasados relacionados con Sefirot y Jenova. También se ha incluido un acertado sistema de relaciones entre los personajes que abre la puerta a desbloquear acciones conjuntas en combate. Y por cierto, en este Rebirth, ya son jugables personajes como Red XIII y Yuffie (que ya apareció en la ampliación de pago del remake), pero no podremos manejar a Cid y Vincent, aunque sí interactuaremos con ellos. Y es interesante también la posibilidad de crear objetos a partir de materiales.
Combate híbrido y completo
El combate sigue siendo el mismo estilo híbrido de acción y turnos del primer capítulo, que funciona de forma muy ágil -al principio un poco confuso- y consigue huir de ser un simple ‘machacabotones. Sobre todo gracias al sistema de materias -reverencia- que nos otorgan diferentes habilidades o modificadores y a las armas mejorables. Pero es cierto que se siguen echando en falta más piezas de equipo para profundizar en la personalización. Las zonas de combate intensivo suelen estar dedicadas a uno de los personajes y alguna de sus capacidades especiales, y no destacan precisamente por ser demasiado intrincadas pese a que cuentan con objetos que requieren de cierta búsqueda. Un gran detalle es que ahora podemos elegir si los enemigos se adaptan al nivel de nuestros personajes -level scalling- o tienen uno predefinido con sus ventajas e inconvenientes.
Y por si fuera poco la historia épica de perseguir a Sefirot, descubrir los orígenes de Cloud y salvar de paso el planeta, Square Enix ha elevado la cota de los minijuegos a un nivel estratosférico. Por número -una treintena- y contenido. Vamos a disfrutar con nuevos desafíos de caza y carreras de chocobos o de las atracciones del parque Gold Saucer. Pero es que además se han incluido muchos nuevos, con mención especial para el juego de cartas ‘Queen’s Blood’, que competirá con ‘Triple Triad’ de Final Fantasy VIII por ser el mejor de este estilo en la saga.
Audiovisualmente el juego alcanza cotas muy altas. Pese a utilizar el motor gráfico de la primera parte (para la generación anterior de consolas) se ve muy bien y se ha conseguido un buen nivel de detalle en un mapeado inmenso y frondoso. Solo flaquean algunas texturas, que tienen su contrapunto en unos personajes muy humanos en cuanto a aspecto y animaciones, y unas secuencias de vídeo maravillosas. En cualquier caso contamos con dos modos de vídeo para priorizar el rendimiento o la calidad visual. En el apartado sonoro se nos volverán a poner los pelos de punta con las melodías ahora orquestadas de Nobuo Uematsu y con nuevas piezas de estilos diversos. Si hablamos de duración podemos disfrutar Rebirth durante un mínimo de 50 horas -llegaremos hasta la Ciudad Olvidada- y superar ampliamente las 100 si completamos todas las misiones secundarias, minijuegos y búsquedas.
Un mapeado "impactante" y 'maxijuegos'
Hemos compartido experiencias sobre Final Fantasy VII Rebirth con Jaime González, jefe de producto de Square Enix para Plaion en España. Con él hemos conversado de las novedades de esta segunda parte, como por ejemplo su mundo abierto. “El juego original nos provocaba un shock tridimensional al salir al mundo abierto, y es uno de los puntos fuertes de esta segunda parte, es igual de impactante que cuando se vivió en PS1. Sabíamos que era un momento especial”, nos ha contado. También hemos repasado la recreación “con todo lujo de detalles” de localizaciones como el parque de atracciones Gold Saucer” o el nuevo sistema de relaciones entre personajes que cuenta con tres pilares: “profundizar más en la historia, en los personajes y en el combate”.
También hemos repasado los minijuegos que nos ofrece Final Fantasy VII Rebirth. Por su profundidad y calidad podríamos calificarnos de ‘maxijuegos’, con mención especial a ‘Queen’s blood’, que podría haber constituido en sí mismo prácticamente una expansión independiente, según Jaime Gonzalez. Hasta aquí el SER Jugones de esta semana, pasadlo bien.