Madrid

Cada dos frases de Vicente Pavía, una es irónica. Así que hay que agudizar el intelecto para saber en qué registro se encuentra uno. Por lo pronto, le visitamos en Yuncos, donde hasta hace cuatro años mantenía abierto el Museo de coches de cine. Las consecuencias de la pandemia trajeron también sus avatares a este lugar, que parece un túnel del tiempo. En la nave sólo hay un centenar de automóviles, entre motos, furgonetas, y cacharros varios - Vicente confiesa que es un chamarilero frustrado. Pero, es que Epocauto, la empresa que mantiene con sus hijos para el cine tiene más del doble, además de los que repara, ¡o construye!.

La muerte de Concha Velasco

"En este coche marrón se nos murió Concha Velasco", en 'Las Chicas del Cable', "cuando tiene el accidente y le atraviesa una barra de acero, que era de goma" explica Vicente, "y rompe el cristal, que era de caramelo". "Todos, y cada uno de los coches que uno puede ver en la colección, tienen una historia" continúa contándonos, "antes los coches suponían algo en la historia de una familia , ahora son un electrodoméstico con ruedas".

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Una de las piezas favoritas de Vicente es un Stutz, "la mayoría de la gente se encuentra en los trasteros un seiscientos, pero yo me encuentro un Stutz, de ocho cilindros en línea, que si hay tres en España, ya son muchos. Es de 1928, y tiene dos bugías por cada cilindro, una por cada lado". Preguntamos si arrancaría, nos contesta su propietario que "probablemente", pero que le falta una pieza del distribuidor, que habría que construirla o buscarla en Estados Unidos.

"Si me piden un coche para estropearse, no sale"

"En 2009, estaban rodando 'Las voces del Pamano' - una miniserie de dos capítulos para TV3, dirigida por Lluis María Güell de la obra homónima de Jaume Cabré ambientada en la posguerra - "el protagonista se moría de un tiro dentro de un coche, pero despeñado. Me negué a que saliera el coche de la nave. Le propuse a la directora de producción preparar otro coche parecido durante tres semanas. En Francia compramos una carrocería sin motor, el resto era todo nuevo. Yo fui al rodaje para ver cómo se hacía, aunque también llevé el original. Al final, arrojaron por el barranco la copia. Al fin y al cabo el cine es todo ilusión." Ilusión, y profesionalidad. Vicente asegura que en el cine, los que lo hacen "juegan con ventaja, porque saben, que al final, todo sale.