¿Cuánto tiene que dormir un joven para rendir en clase?
Los expertos recomiendan entre 8 y 10 horas de sueño, sin móvil en la cama, sin bebidas energéticas por la tarde y sin ejercicio físico intenso en las horas previas
Analizamos las necesidades de sueño en los niños y adolescentes
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Fuenlabrada
Los trastornos del sueño son cada vez más frecuentes en niños y adolescentes lo que influye, entre otras cosas, en su rendimiento académico. Hoy hemos querido hablar de ello con el pediatra Iván Carabaño y con Ángela Ballestero, especialista en neurofisiología clínica, medicina del sueño y longevidad y directora médica de Clínicas Vitalis.
“En el colectivo adolescente, se ha relacionado los mismos con alteración del estado de ánimo, estés, problemas de rendimiento académico y con la adicción a internet”, apunta Carabaño que añade que “es importante actuar sobre los trastornos del sueño adolescente porque, de consolidarse, se pueden asociar con problemas que implican mortalidad, tales como accidentes de tráfico o enfermedades cardiovasculares”.
Ballestero concreta que las necesidades de sueño en los adolescentes, como término medio, hacen que haya que dormir entre 8 y 10 horas al día, pero que suelen tener dificultades para conciliar el sueño. “Casi todos los adolescentes viven un ‘retraso de fase horario’; les cuesta dormirse debido a la secreción de una hormona llamada melatonina. Los adolescentes sintetizan esta hormona más tarde por la noche que los adultos y los niños, por lo les cuesta dormirse temprano”.
Pero además de esta causa, hay otras relacionadas con nuestro día a día. “Los dispositivos electrónicos le ponen al adolescente en una tesitura para dormir todavía peor, pues retrasan más la síntesis de melatonina y aumentan su estado de actividad en las horas de oscuridad”.
No solo eso. “No tomar bebidas estimulantes a lo largo de la tarde, evitar el ejercicio físico intenso en las tres horas previas a irse a la cama, evitar el uso de pantallas en la cama, son también recomendables”, apunta la experta.
Todo ello tiene sus consecuencias pues hay “problemas de concentración, de aprendizaje, mayor estrés e impulsividad”. –
“Durante el sueño REM se facilita el aprendizaje, al consolidarse las sinapsis y se consigue una reparación energética, clave en ciertas etapas de la vida, como la adolescencia”, concluye.