Condenado a 36 años de prisión el acusado de matar brutalmente a dos personas en un bar de Parla
La Audiencia Provincial de Madrid eleva los crímenes a la categoría de ‘asesinato’ y aumenta la pena solicitada por la Fiscalía
Parla
La sección número 16 de la Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 36 años de prisión a Ángel B. G. por el doble asesinato cometido en un bar de Parla en la madrugada del 27 al 28 de diciembre de 2021. La jueza aumenta las penas solicitadas por el Ministerio Fiscal y considera que ambos crímenes fueron asesinatos, no homicidios.
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Los hechos se produjeron en el bar 'La Espuela', ubicado en la calle Guadalajara nº 21 de Parla. El ahora condenado fue detenido varios días después tras las pesquisas de los investigadores y ha estado en prisión provisional desde entonces.
La sentencia, fechada el pasado 15 de julio y a la que ha tenido acceso ahora SER Madrid Sur, refleja una condena de 18 años de prisión por cada uno de los dos delitos de asesinato y refleja otro delito de daños. Además, se imponen cinco años de libertad vigilada posterior a su salida del centro penitenciario y sanciones económicas de diferente valor: una multa de 1.200 euros e indemnizaciones a las familias de las víctimas de 220.000 euros, además de asumir las costas procesales. La sentencia se puede recurrir ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
Durante el juicio, celebrado el pasado mes de junio, la Fiscalía imputaba al acusado dos delitos de homicidio con una pena total de 30 años. Sin embargo, la petición de la acusación particular elevaba a 25 años de cárcel por cada uno de los dos asesinatos su solicitud. La sentencia ha fijado un punto medio en su condena.
Crimen con gran violencia
Las víctimas, de 62 y 51 años, fueron apaleadas brutalmente, apuñaladas y degolladas por su agresor. Luego, el asesino simuló un incendio para tratar sin éxito de borrar el rastro.
El acusado aseguró durante el juicio que era taxista pero que cuando libraba ingería “grandes cantidades de alcohol” y que por ello tenía severas “lagunas de memoria” de aquellos días, pero se defendió alegando que era “incapaz de matar” a alguien. El ahora condenado admitió que no recordaba nada de los hechos que se le atribuyen, pero sí aseguró que fue al bar para hacer tiempo mientras hacía la colada en una lavandería próxima. Allí empezó a hablar con las víctimas de fútbol, aunque no recordó nada más.
Los investigadores policiales, sin embargo, destacaron el ensañamiento y la extrema violencia con la que se llevó a cabo el crimen, con gran cantidad de sangre esparcida por el local. También señalaron durante el juicio que el acusado habría quemado el local para borrar las huellas del suceso.
El auto confirma ahora que ni hubo testigos directos de los crímenes ni se ha encontrado el arma cortante con la que produjo las lesiones más graves. Sin embargo, la sentencia asegura que queda completamente probado que el acusado fue el autor de los asesinatos, al reconstruir el crimen, "en aplicación estricta de la lógica" y al confirmar que sí estuvo en el interior del bar cuando fallecieron las víctimas.